Llega esta época del año y muchos niños y adolescentes se preparan para el Día de Halloween. La literatura y Hollywood han enseñado a nuestros infantes que este día es solo para divertirse y disfrutar con los amigos. “¿Qué mejor un poco de terror y miedo para ‘afianzar’ amistades?”, es lo que dicen muchos. Pero, en este artículo vamos a analizar el verdadero sentido de esta “fiesta”. Prepárese para descubrir que lo siniestro de esta fecha tiene un comienzo oscuro, donde los espíritus, hechizos, rituales y todo tipo de maldades no eran nada inocente.
El origen
El día de Halloween nació en la antigua Celta, en el segundo milenio A.C. Los pueblos celtas se ubicaron en las regiones oeste del continente europeo, eran adoradores de varios “dioses”, pero su principal deidad era el sol. Ellos creían que el cambio de año debería ser conmemorado la última noche de octubre, donde el muro que separaba el mundo de los vivos con el de los muertos estaba más frágil. Posibilitando, así, la comunicación con los que estaban en el inframundo.
Ellos aseguraban que este día era muy sensible al campo espiritual. Según sus creencias, los muertos estaban deseosos de retornar a su antiguo hogar para tener contacto con sus seres queridos y, por eso, los vivos deberían organizar una fiesta en honor a ellos. Si esto no ocurriera, los muertos los atormentarían con “travesuras” horríficas y se desataría el verdadero terror. ¿Ahora logra entender las similitudes entre la fiesta de Halloween y su origen pagano?
Es evidente que muchos padres desconocen los comienzos de esta celebración terrorífica y creen que es únicamente una fecha comercial, difundida en la cultura popular a través de la industria cinematográfica y literaria. Pero desconocen que los disfraces y los maquillajes artísticos, para esta fiesta, hacen alusión al suicidio y a la muerte. Lo irónico es que se realiza al mes posterior del “Septiembre Amarillo”, donde tanto se concientiza sobre las apologías al suicidio. Es como si de un mes a otro se perdiera todo el sentido común. La alerta sobre el suicidio desaparece y comienza a ser toda una diversión. Extraño, ¿no?
¿Qué estamos comunicando a los niños? ¿Que morir o matar puede ser divertido? Lo curioso es que, cada año, aumentan más los suicidios en niños y adolescentes. Nunca se escuchó hablar tanto sobre menores de edad con pensamientos suicidas, automutilación, tristezas profundas, impulsividad y actitudes violentas.
Los niños, al igual que los jóvenes, son influenciados por lo que ven y escuchan. Y esta es la razón por la que nosotros, los adultos, debemos tener especial cuidado con los estímulos que nuestros hijos reciben, ya sea a través de lo que tienen a su disposición o de lugares donde acceden. Recuerde: los niños son como esponjas, absorben cosas buenas o malas del medio en el que se encuentran.
En este mundo, donde lo bueno es malo y lo malo es bueno, es nuestra responsabilidad proteger a nuestros niños de las influencias negativas, que camuflan la verdadera alegría. Así que, acá le dejo una recomendación: ¡Aleje a sus niños de todo lo que pueda contaminar su mente! En un futuro, ellos le agradecerán por haber puesto en práctica esta sabia lección.