Existen más de 132 millones de niños clasificados como huérfanos en el mundo, según Unicef. En Latinoamérica, el número de menores sin una familia gira alrededor de los 9 millones. Los motivos para tantas personas desamparadas varían entre la pobreza extrema, la pérdida de los padres precozmente o inmediatamente después del nacimiento, enfermedades graves, víctimas del tráfico, entre otros. Sin embargo, independientemente de la razón o del número, estamos hablando de niños, y cada uno merece una atención especial.
El desafío de los gobernantes y de todos nosotros es proteger a esos seres indefensos, crear condiciones para que ellos sobrevivan, se desarrollen y evolucionen para que participen de la sociedad y se sientan útiles para la vida personal y también para la comunidad en la que están insertados. La tarea es muy difícil, especialmente si observamos el tamaño del problema. Sin embargo, no sirve de nada si no comenzamos por algún lugar, para proporcionar cambios que van a reflejarse en todo el planeta.
Presente en diversos países, la Universal ya esparció por el planeta, hace tiempo, las acciones que comenzaron en Brasil, y actualmente es reconocida por el trabajo activo que desarrolla por el bien de la población mundial.
Atención especial
Un pequeño pedazo de esta expansión pudo ser visto el último día 26, en un orfanato de Bucarest, en Rumania, un país que actualmente posee cerca de 100 mil menores de edad en el sistema nacional de protección a los niños, según el Ministerio de los Huérfanos de Rumania, que estima que “más niños son abandonados todos los días”.
El Orfanato Pinocho, que mantiene la atención a decenas de niños desamparados de Rumania, carece de donaciones y destaca la necesidad que esos niños tienen de recibir cariño y vivir momentos de felicidad. Fue exactamente pensando en proporcionar ese bienestar a los huérfanos que los voluntarios de la Universal rumana se movilizaron para realizar una visita inolvidable a los niños y adolescentes que viven en el lugar.
En una verdadera fiesta sorpresa, los voluntarios se disfrazaron y les obsequiaron a los huérfanos una mesa llena de frutas coloridas, tortas, dulces, gaseosas y también distribuyeron regalos. Todos participaron, animados, de juegos y actividades lúdicas.
Al final del encuentro, fue realizada una oración con los niños, que retribuyeron con mucho cariño. Una acción que les dio alegría y esperanza a los niños del orfanato y que llenó de orgullo a los voluntarios de la Universal.
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