Hace 15 años, Macao era una colonia portuguesa (ese dominio duró más de 400 años). Su territorio es pequeño y tuvo un desarrollo lento. Actualmente, la ciudad es considerada la nueva Las Vegas mundial y mueve un impresionante mercado de turismo, impulsado principalmente por los casinos.
El cambio se inició cuando Portugal le cedió el territorio a China. Ubicado en un lugar estratégico económicamente, Macao pasó a recibir una enorme cantidad de inversiones chinas, y los casinos, que cada año van ganando más espacio, pasaron a pagar 35% de impuestos directos y 4% de impuestos indirectos a China.
El resultado fue un rápido desarrollo. Hoy en día, el país vive básicamente de las visitas extranjeras. Tan solo en el 2013 recibieron alrededor de 500 mil turistas, que generaron un ingreso de US$ 44 billones.
Si el dinero no es problema, a veces, su fuente lo es: proviene de aquellos individuos que pierden todo en el juego.
Vidas transformadas
La Universal llegó a Macao en abril de 2013 y, desde entonces, viene ayudando a una cantidad innumerable de personas adictas al juego. El responsable por la evangelización en el país, el pastor Paulo Ferreira, explica que muchos han perdido todo en los juegos. “Macao es un país rico y lleno de casinos. Entonces trabajamos fuertemente con la cura de los vicios y en la concientización de la población”, afirma.
Por medio de la evangelización puerta por puerta y del programa de radio diario, transmitido por medio del Facebook UCKG Macao, la Universal ayuda a reconstruir familias arrasadas, como era la de Rufelita Villanueva.
“Cuando llegué a la Universal, mi matrimonio estaba destruido”, cuenta la muchacha. “Mi marido era adicto a los juegos, bebía y fumaba mucho. Vivía pidiendo dinero prestado y gastaba todo con sus amigos” dice.
Era común que Rufelita fuese a buscar a su marido a la comisaría, detenido por pelear en la calle a causa del dinero. Las discusiones aumentaban cada vez más y, cuando decidió ponerle fin a su matrimonio, fue invitada a conocer la Universal.
“El día en el que me invitaron, yo había acabado de tener una pelea muy seria con mi marido. El pastor me aconsejó y todo comenzó a cambiar”, cuenta.
Rufelita encontró fuerzas en la Universal y convenció a su marido de que asistiera a las reuniones también. Con el tiempo, él dejó los vicios y hoy, a los 48 años, Rufelita vive feliz como si estuviese recién casada.
Las reuniones en Macao son realizadas en inglés, con traducción a los idiomas bahasa indonesio y portugués.
Si usted quiere saber otros lugares donde puede encontrar una Universal, ingrese en el sitio universal.org.ar.
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