“Muchos no salen más de su casa por el miedo a contraer el Ébola, los comerciantes perdiendo clientes, las madres no llevan a los niños a la escuela, las iglesias no abren más, e incluso los médicos abandonaron los hospitales por causa de esta situación.” Esa es la actual realidad de Sierra Leona, en virtud de la epidemia, relatada por el pastor de la Universal Walker Mugesani Kanzika, de 43 años, que hace casi dos años realiza el trabajo evangelístico en el país.
Desde el comienzo del año, el virus del Ébola se diseminó por guinea, Liberia, Sierra Leona y recientemente llegó a Costa de Marfil. Y ya mató en esos lugares a más de 1.400 personas e infectó al menos a 2.600. La enfermedad es transmitida entre las personas por medio del contacto directo con el enfermo o con los fluidos de su cuerpo, motivo por el cual los residentes evitan salir de sus casas.
Así como los demás países afectados, Sierra Leona está en estado de alerta. En lugares públicos, como bancos y correos, es necesario pasar por una rigurosa inspección realizada por los agentes de sanidad antes de entrar. La Universal continúa actuando en el campo espiritual con oraciones por todos los infectados y orientando al respecto de los riesgos de contaminación.
“Debido a que no nos permiten acceder a las personas infectadas para evitar la propagación del virus, utilizamos nuestros medios de comunicación y nuestras reuniones para pasar la fe al pueblo y a los familiares de los pacientes. Les enseñamos a todos a prevenir y a cuidar la higiene. En la propia Universal se puso en un mecanismo que ayuda a las personas a lavarse las manos con agua y cloro “, dice el pastor.
Aun delante del riesgo inminente de contaminación, el pastor afirma que, ni bien sea permitido visitar a los enfermos, los voluntarios de la Universal determinarán su cura por la fe.
“Mientras que eso no sea posible, nada nos impide continuar con el trabajo de evangelización que sigue siendo intenso a lo largo de toda la región”, concluye.