Siete voluntarios del Centro de Ayuda de la Universal ucraniana visitaron el orfanato Hogar Mriya Pereyaslivchinu, ubicado en la capital de Kiev, con el fin de llevar cariño y atención a los residentes. La visita se llevó a cabo el 2 de febrero y asistió a unos 20 niños.
Como puede ver en la galería de imágenes, los niños se divertían en los juegos, conversaron con los voluntarios sobre sus miedos y sueños, y renovaron sus esperanzas de que es posible construir un futuro mejor.
El responsable por el trabajo de evangelización de la Universal en el país, el pastor Gilcimar Taborda, resalta que, de la manera que se realiza esta acción social, los niños aprenden “de manera práctica y creativa que el bien debe hacerse a todos como también a uno mismo, pues, si plantamos el bien, lo cosecharemos en nuestras vidas”.
Todos los meses, el equipo de voluntarios visita el hogar Mriya Pereyaslivchinu llevando donaciones de alimentos, juguetes y productos de higiene personal. Pero más importante que eso, llevando la fe a los pequeños. El pastor Gilcimar afirma: “Gracias a este trabajo ya hemos visto el resultado en la vida de los niños, como el caso de Tanya Panomorenko”.
Vida transformada
Tanya es una de las niñas que recibieron la visita de la Universal mientas vivía en el orfanato. El padre de la niña dejó sola a su madre después de incontables peleas, todas causadas por su alcoholismo.
Para Tanya, la pérdida del padre trajo también otros problemas: “Yo amaba a mi padre y comencé a extrañarlo. Mi madre solo recibía una pensión y, por eso, mi hermano y yo tuvimos que comenzar a trabajar”.
Tiempo después, la madre de Tanya se enfermó y perdió la lucha contra esa enfermedad. La pareja de hermanos fueron enviados al orfanato, donde la niña se cortó las venas con un pedazo de vidrio.
“Con eso, me hice más acomplejada, incapaz de abrirme con nadie. Dentro de mí había una tristeza, un vacío, que me hizo un día intentar el suicidio. De hecho, yo no quería morir, pero quería recibir la atención de alguien”, revela.
El vacío crecía cada vez más. Tanya quería huir del orfanato y no podía llevarse bien con nadie. Hasta que los voluntarios de la Universal aparecieron. Ella afirma que, recibió la invitación y comenzó a participar de las reuniones de la Universal y un gran cambio sucedió en su carácter. Ella aprendió a vencer la timidez y los complejos que la perseguían:
“Mi interior comenzó a cambiar. Pasé a tener paz en mi interior, aquel vacío que tenía dejó de existir. Comencé a tener alegría y cada día mi vida ha cambiado más, pues el Espíritu Santo me transformó”, celebra.
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