“¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo?
¿Contaste tú los meses de su preñez? ¿Y sabes el tiempo cuando han de parir?
Se encorvan, hacen salir sus hijos, Pasan sus dolores.
Sus hijos se fortalecen, crecen con el pasto; Salen, y no vuelven a ellas.
¿Quién echó libre al asno montés, ¿Y quién soltó sus ataduras?
Al cual yo puse casa en la soledad, Y sus moradas en lugares estériles.” Job 39:1-6
En el pasaje anterior, Dios cuestiona a Job sobre el hecho de que su seguidor se fíe en su capacidad humana para resolver todo, incluso intentar resolver lo que está más allá de ella. Quiere enseñarle a confiar en Él. A su vez, Job comienza a entender que debe callarse y oír las palabras del Señor.
Dios continúa hablando sobre sus hechos y la perfección con que la naturaleza es regida, usando a varios animales y el ecosistema de la región como ejemplos. Habla de los habitantes originales de la Tierra Santa, que ya estaban allá mucho antes de que el hombre pisare en ella.
Sin embargo, muchas de esas creaciones de Dios simplemente desaparecieron por la acción depredadora del hombre, y algunas de ellas llegan muy cerca de ese fin. La caza frecuente (principalmente después del advenimiento de las armas de fuego) disminuyó bastante el contingente de animales. La construcción de las carreteras que cortan el desierto posibilitó el acceso más rápido a algunos lugares, pero también dio como resultado muchos atropellos fatales de animales.
Un soldado que luchó por la naturaleza
En la década del 60 del siglo pasado, Avraham Yoffe (1913-1983), importante líder militar y político israelí, dio los primeros pasos para hace que las especies citadas en la Biblia no fueran condenadas a desaparecer. Antes de que eso fuera común, el general Yoffe destinó dos áreas de preservación para la reinserción de especies a la naturaleza: los parques Hai-Bar (“vida salvaje” en hebreo), una en Yotvata, en el valle de Aravá y otro a los pies del monte Carmelo.
La primera especie reintroducida con éxito en su hábitat natural fue el burro salvaje citado en Job (y también en Génesis 16:12 y Oseas 8:9). Hoy, más de 100 burros viven libres, como era originalmente, por los desiertos israelíes. Parece poco, pero significa mucho para una especie que casi desapareció.
La recuperación del ciervo (citado en Deuteronomio 14:5) no solo israelí fue un episodio especial. Yoffe viajó hasta Irán, pues sabía que allá vivían algunos ejemplares, aunque pocos. En Irán, el general tuvo un ataque cardíaco. Sin embargo, antes de regresar a Israel para el tratamiento, designó a un colega suyo que trabajaba en ese país, el general Itzhak Segev, para que consiga los ciervos. Segev promovió una amplia búsqueda hasta la frontera con la entonces Unión Soviética y el Mar Caspio. Cuatro hembras fueron capturadas, pero solo fueron a Israel luego de largas negociaciones diplomáticas, que incluyeron hasta al embajador holandés de ese momento. Pero, ¿cómo solamente hembras podrían garantizar la especie? Sorprendentemente, las cuatro estaban preñadas, y tres dieron a luz ejemplares machos, en su nuevo hogar en Hai-Bar del Carmelo. Hoy, son más de 350 los ciervos que viven libres en Israel.
Otras especies también fueron regresadas con éxito al medio natural: el corzo citado en Salmos 42:1 y Habacuc 3:19, el antílope blanco (citado como “buey salvaje” en Números 23:22, Deuteronomio 33:17 y Salmos 92:10). Ellos pueden ser encontrados en los parques nacionales, así como lobos, chacales, avestruces, cobras, hienas, águilas y muchos otros que regresaron a su estado salvaje, además del siempre citado león.
La reinserción
Cuando los animales son recibidos, pasan un tiempo bajo la supervisión de especialistas en Hai-Bar. Mientras están en el parque, turistas de todo el mundo pueden verlos de cerca, hasta que sean reinsertados en la naturaleza. Cuando ya están sueltos, continúan siendo monitoreados electrónicamente (a través de GPS) y vigilancia aérea.
En Hai-Bar de Yotvata, muy cerca de la ciudad de Eilat, un safari ecológico monitoreado de 45 kilómetros cuadrados lleva a los turistas a ver a los animales en su estado original (como el feneco o zorro del desierto), en medio de las acacias. En un complejo cerrado, el Centro de Depredadores, los visitantes pueden ver carnívoros feroces muy cerca, protegidos por paredes de vidrio ultrarresistente. En una división protegida de la luz solar, usted puede ver animales nocturnos, como murciélagos, búhos y otros cazadores nocturnos en acción, como si estuvieran en el desierto.
Sin embargo, Hai-Bar no es un zoológico. Los animales solo tienen contacto humano cuando es estrictamente necesario, y son “reeducados” a vivir por sí mismos, ya que serán reinsertados más tarde.
Pero, quien quiere visitar un zoológico tiene una buena opción en Israel. El Zoológico de Jerusalén tiene distintas especies como “habitantes fijos”, y una pequeña réplica del Arca de Noé, que divierte a los niños de varias partes del planeta, educándolas al mismo tiempo en cuanto al respeto de la naturaleza.