¿Cómo suele ver las situaciones que suceden en su vida? ¿Usted se centra exclusivamente en el problema y se lamenta de cuánto ha sido difícil lidiar con él? ¿Usted presta atención solamente a lo que todavía no tiene y se olvida de todo lo que ya conquistó?
Antes de continuar con este texto, deténgase un instante y reflexione sobre cómo usted ha elegido (sí, la elección es suya) ver los acontecimientos que lo han afligido.
No es magia, pero cuando se dice que todo cambia cuando cambiamos nuestra forma de mirar lo que vivimos, sucede realmente. Los problemas no desaparecerán de un momento a otro, pero usted logra ver la solución, y lo mejor, ya no lo oprimirán como lo estaban haciendo.
El poder de su visión
Alguien puede hacerle mal, pero en vez de pensar que esa persona no sirve, usted elige pensar que ella debe estar pasando por un mal momento, que debe estar herida emocionalmente y por eso termina hiriendo a los demás también. Tal vez pensar de una forma o de otra no cambia en nada la vida de la persona, pero sí en la suya. Usted puede ser una persona iluminada o en profundas tinieblas de acuerdo con la forma en que eligió ver los hechos y a las personas a su alrededor:
“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” Mateo 6:22, 23
Buscar siempre el lado bueno no es una manera fácil de vivir la vida, principalmente cuando las emociones están a flor de piel y las ganas que tenemos es de reaccionar de acuerdo con el mal que nos enfrenta, pero tampoco es imposible.
Dios Se puso a nuestra disposición para ayudarnos. Él prometió observar a través de Sus propios ojos:
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré Mis ojos.” Salmos 32:8
Con seguridad, ver a través de los ojos de Dios no es ver el lado malo de las personas y de las situaciones, sino ver por la fe lo bueno en lo que pueden transformarse, y a partir de esa visión, tomar decisiones.
Pero, para tener la visión de Dios es necesario que Lo busque de todo corazón y que quiera Sus consejos, alimentándose de Su Palabra.
Quien participa del Congreso para el Progreso, que ocurre los lunes en la Universal, reconoce que el primer cambio que sucede en su vida es la forma cómo aprende a verla. Participe usted también y vea cómo su vida se transforma de acuerdo con su visión.
Todos los lunes a las 8, 10, 16 y 20h en Av. Corrientes 4070, Almagro o vea aquí las direcciones de las iglesias donde se lleva a cabo el Congreso.
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