Melisa Quevedo viajó al Templo de Salomón. Ella había escuchado la experiencia de otras personas que habían viajado. Pero cuando tuvo la oportunidad de viajar no lo dudó: “Tuve la oportunidad de viajar dos veces a Brasil y de poder conocer el Templo de Salomón. La experiencia en ese lugar santo es inexplicable.
La primera vez fue toda una novedad, ya que no me imaginaba con lo que me iba a encontrar. Entrar en ese lugar, ver tanta belleza, tanta disciplina y tanto respeto, me hizo sentir paz. Eso cambió mi manera de ver las cosas de Dios.
Conocer el Templo hizo que reafirmara la importancia de ver las cosas de Dios con temor y respeto.
Mi segunda experiencia, fue este año, ya que gracias a Dios pude volver. Fui con el objetivo de renovar mis fuerzas espirituales, quería reencontrarme con Dios.
Gracias a Dios, mis expectativas fueron superadas, ya que no solo fui renovada como quería; sino que mi visión sobre las cosas de este mundo cambió.
Volví con una forma de pensar distinta, me di cuenta que todo lo que está a nuestro alrededor es pasajero. Entendí que lo único eterno es nuestra alma y por eso debemos ocuparnos de nuestra salvación, vigilar y esforzarnos en conservarla”.
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