Hubo en los últimos años transformaciones extraordinarios en varias esferas de la sociedad. Las ciencias se multiplicaron, la tecnología se desarrolló y se produjeron muchos avances en medicina, en astronomía, en ecología, en política, en fin, el mundo no es lo mismo que hace algunas décadas.
Aunque todavía el mundo se transforma, muchas personas llegan a la conclusión de que no sucederán cambios considerables en sus vidas.
En este momento muchos deben estar preguntandose lo mismo: ¿Por qué mi vida no cambia? ¿Por qué año tras año, década tras década, nada cambia? ¿Qué está faltando para que esa persona pueda tener su vida cambiada?
Uno de los principales motivos, si no es el mayor, por el cual las personas dejan de ser bendecidas, es el miedo. En el ámbito religioso, por ejemplo, muchas tienen miedo de buscar el Espíritu de Dios y ser confundidas por los espíritus demoníacos.
El miedo impide a las personas recibir el Espíritu Santo porque se cierran. No se alcanza algo de Dios con el corazón cerrado. Otros tienen miedo de perderlo o desagradarlo. Eso vuelve a las personas frustradas, anulando totalmente la fe.
En el Evangelio de Juan, encontramos el siguiente registro: “Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.
Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió. Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor.”, (Juan 21:9-12).
Usted debe preguntarse: ¿qué tiene que ver con los peces que los discípulos de Jesús pescaron? Si alguien desea recibir grandes bendiciones, debe tener fe en la misma proporción.
Las bendiciones vienen por la fe, pero usted solo puede cosecharlas si las planta. Si no lanza la red al mar, cómo podrá pescar.
Los aspóstoles lanzaron las redes al mar y recogieron 153 grandes peces. ¡Podrían haber sido medianos o pequeños, pero la Palabra de Dios afirma que fueron peces grandes! Esa afirmación no es sin razón.
Vamos a usar nuestra fe y fuerza para recibir bendiciones completas. Vamos a lanzar nuestra red espiritual, para alcanzar la grandes bendiciones de Dios. La Biblia dice que el justo vivirá por la fe (Gálatas 3:11). Si nuestra vida no demuestra eso, si no vivimos plenamente bendecidos, estaremos siendo cobardes y, sobre todo, negando el poder de Dios, hasta Su existencia.
La vida cristiana debe ser marcada por la fe y la intrepidez en buscar la presencia de Dios.