Todos nosotros tenemos que tomar decisiones en determinados momentos de la vida. Es en ese momento que surgen las dudas: ¿irme o quedarme? ¿hacer o no? ¿confiar? ¿hablar? ¿seguir? Todo parece muy confuso, pero lo más importante es no tener miedo a lo nuevo.
La psicóloga Ana Carolina Costa enfatiza que el mal de la duda es que dirija el desarrollo de una persona. “La duda puede convertirse en una prisión, cristalizarse y hacer que la persona se estanque, pensando demasiado, evaluando, y no logra avanzar, no logra realizar, porque está insegura de lo que va a encontrar en su nueva posición.”
Pero Ana Carolina también habla del lado bueno de la duda. “No siempre es de carácter negativo, ya que es importante para no tomar ninguna actitud apresuradamente. Es como si condujera en un camino de doble sentido, y usted quisiera traspasar a un camión, pero no ve lo que está adelante, no ve lo que va a encontrar allá, entonces pasa un tiempo evaluando los riesgos de traspasarlo”, ejemplifica.
Ella destaca que existen fases de la vida en la que la duda está aun más presente, como en el momento de decidir la carrera o de hacer elecciones amorosas, por ejemplo.
La duda a contramano
Para el obispo Renato Cardoso, la duda es una de las principales razones de los fracasos de las personas, ya que estropea los planes y retrasa las decisiones. “Cada vez que una duda llegue a su mente, huya lo más rápido posible.”
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