El camino para el éxito en cualquier área en la vida es: establecer un objetivo, luchar con todas las fuerzas y no mirar a las dificultades. Eso exige sacrificio. Muchos, sin embargo, se acomodan y terminan conformándose con la situación de sus vidas, incluso repletas de derrotas y fracasos. Y lo que no faltan son “excusas” para intentar justificar ante sí mismo y ante los demás los constantes resultados negativos.
Eso sucedió con Moisés.
Dios había oído el clamor de Su pueblo y había descendido con el fin de librarlo de la esclavitud. Él llamó a Moisés desde el medio de una Zarza en el Monte Sinaí y le contó cómo, por intermedio de él, providenciaría el libramiento (Éxodo 3:3-10). A pesar de la “buena noticia”, Moisés, cinco veces presentó “excusas” para evitar la responsabilidad de ser el intermediario de ese libramiento. Vea:
Primera excusa: ¿Quién soy yo? (Éxodo 3:11)
Moisés se sentía inferior. Pensó que Dios había escogido a la persona incorrecta.
La respuesta de Dios: No importa quién eres. Yo estaré contigo. (Éxodo 3:12)
Segunda excusa: ¿Quién eres Tú? (Éxodo 3:13)
Moisés sintió una falta de intimidad.
No conocía a Dios suficientemente bien para describírselo al pueblo.
La respuesta de Dios: Yo Soy el que Soy. Soy todo lo que necesitas. (Éxodo 3:14)
Tercera excusa: ¿Y si ellos no me oyeran? (Éxodo 4:1)
Moisés se sintió intimidado. Se preocupó por la reacción que el pueblo iba a tener para con él.
La respuesta de Dios: Muéstrales Mis señales que ellos te oirán. (Éxodo 4:2-9)
Cuarta excusa: Nunca fui un buen orador. (Éxodo 4:10)
Moisés se lamentó por sus fragilidades.
¿Quién le daría oídos, si él no hablaba bien?
La respuesta de Dios: ¿Quién dio la boca al hombre? (Éxodo 4:11-12)
Quinta excusa: Sé que puedes encontrar a otro mejor. (Éxodo 4:13)
Moisés se comparó con los demás, incluso con su hermano, y se juzgó incapaz.
En este punto, Dios Se enojó con él y le dijo: OK, voy a dejar que Aarón vaya contigo. Pero, aun así, TÚ vas a conducirlo. (Éxodo 4:14-16)
Conclusión:
Después de todas las excusas, Moisés finalmente HIZO lo que Dios le había pedido. Y el libramiento ocurrió.
¡Deje de dar excusas, pues Él sabe que usted es capaz!
Él no busca a personas que confían en sí mismas, sino a personas que confían y, sobre todo, que obedecen a lo que Él dice. Deje de mirarse en el espejo buscando sus propias limitaciones y comience a mirar al Dios Todopoderoso.
Colaboró: Pastor Paulo Cezar