Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Levítico 22
1 Habló el Señor a Moisés, diciendo:
2 Di a Aarón y a sus hijos que se abstengan de las cosas santas que los hijos de Israel me han dedicado, y no profanen mi santo nombre. Yo el Señor.
3 Diles: Todo varón de toda vuestra descendencia en vuestras generaciones, que se acercare a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran al Señor, teniendo inmundicia sobre sí, será cortado de mi presencia. Yo el Señor.
4 Cualquier varón de la descendencia de Aarón que fuere leproso, o padeciere flujo, no comerá de las cosas sagradas hasta que esté limpio. El que tocare cualquiera cosa de cadáveres, o el varón que hubiere tenido derramamiento de semen,
5 o el varón que hubiere tocado cualquier reptil por el cual será inmundo, u hombre por el cual venga a ser inmundo, conforme a cualquiera inmundicia suya;
6 la persona que lo tocare será inmunda hasta la noche, y no comerá de las cosas sagradas antes que haya lavado su cuerpo con agua.
7 Cuando el sol se pusiere, será limpio; y después podrá comer las cosas sagradas, porque su alimento es.
8 Mortecino ni despedazado por fiera no comerá, contaminándose en ello. Yo el Señor.
9 Guarden, pues, mi ordenanza, para que no lleven pecado por ello, no sea que así mueran cuando la profanen. Yo el Señor que los santifico.
10 Ningún extraño comerá cosa sagrada; el huésped del sacerdote, y el jornalero, no comerán cosa sagrada.
11 Mas cuando el sacerdote comprare algún esclavo por dinero, éste podrá comer de ella, así como también el nacido en su casa podrá comer de su alimento.
12 La hija del sacerdote, si se casare con varón extraño, no comerá de la ofrenda de las cosas sagradas.
13 Pero si la hija del sacerdote fuere viuda o repudiada, y no tuviere prole y se hubiere vuelto a la casa de su padre, como en su juventud, podrá comer del alimento de su padre; pero ningún extraño coma de él.
14 Y el que por yerro comiere cosa sagrada, añadirá a ella una quinta parte, y la dará al sacerdote con la cosa sagrada.
15 No profanarán, pues, las cosas santas de los hijos de Israel, las cuales apartan para el Señor;
16 pues les harían llevar la iniquidad del pecado, comiendo las cosas santas de ellos; porque yo el Señor soy el que los santifico.
17 También habló el Señor a Moisés, diciendo:
18 Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles: Cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros en Israel, que ofreciere su ofrenda en pago de sus votos, o como ofrendas voluntarias ofrecidas en holocausto al Señor,
19 para que sea aceptado, ofreceréis macho sin defecto de entre el ganado vacuno, de entre los corderos, o de entre las cabras.
20 Ninguna cosa en que haya defecto ofreceréis, porque no será acepto por vosotros.
21 Asimismo, cuando alguno ofreciere sacrificio en ofrenda de paz al Señor para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, sea de vacas o de ovejas, para que sea aceptado será sin defecto.
22 Ciego, perniquebrado, mutilado, verrugoso, sarnoso o roñoso, no ofreceréis éstos al Señor, ni de ellos pondréis ofrenda encendida sobre el altar del Señor.
23 Buey o carnero que tenga de más o de menos, podrás ofrecer por ofrenda voluntaria; pero en pago de voto no será acepto.
24 No ofreceréis al Señor animal con testículos heridos o magullados, rasgados o cortados, ni en vuestra tierra lo ofreceréis.
25 Ni de mano de extranjeros tomarás estos animales para ofrecerlos como el pan de vuestro Dios, porque su corrupción está en ellos; hay en ellos defecto, no se os aceptarán.
26 Y habló el Señor a Moisés, diciendo:
27 El becerro o el cordero o la cabra, cuando naciere, siete días estará mamando de su madre; mas desde el octavo día en adelante será acepto para ofrenda de sacrificio encendido al Señor.
28 Y sea vaca u oveja, no degollaréis en un mismo día a ella y a su hijo.
29 Y cuando ofreciereis sacrificio de acción de gracias al Señor, lo sacrificaréis de manera que sea aceptable.
30 En el mismo día se comerá; no dejaréis de él para otro día. Yo el Señor.
31 Guardad, pues, mis mandamientos, y cumplidlos. Yo el Señor.
32 Y no profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los hijos de Israel. Yo el Señor que os santifico,
33 que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo el Señor.
Salmos 28
1 A ti clamaré, oh Señor. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro.
2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
3 No me arrebates juntamente con los malos, y con los que hacen iniquidad, los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón.
4 Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos.
5 Por cuanto no atendieron a los hechos del Señor, ni a la obra de sus manos, el los derribará, y no los edificará.
6 Bendito sea el Señor, que oyó la voz de mis ruegos.
7 El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré.
8 El Señor es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido.
9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre.
Salmos 29
1 Tributad al Señor, oh hijos de los poderosos, dad al Señor la gloria y el poder.
2 Dad al Señor la gloria debida a su nombre; adorad al Señor en la hermosura de la santidad.
3 Voz del Señor sobre las aguas; truena el Dios de gloria, el Señor sobre las muchas aguas.
4 Voz del Señor con potencia; voz del Señor con gloria.
5 Voz del Señor que quebranta los cedros; quebrantó el Señor los cedros del Líbano.
6 Los hizo saltar como becerros; al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos.
7 Voz del Señor que derrama llamas de fuego;
8 Voz del Señor que hace temblar el desierto; hace temblar el Señor el desierto de Cades.
9 Voz del Señor que desgaja las encinas, y desnuda los bosques; en su templo todo proclama su gloria.
10 El Señor preside en el diluvio, y se sienta el Señor como rey para siempre.
11 El Señor dará poder a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo con paz.
Eclesiastés 5
1 Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.
2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
3 Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.
4 Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?
7 Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios.
8 Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos.
9 Además, el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los campos.
10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
11 Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?
12 Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.
13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal;
14 las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano.
15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano.
16 Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano?
17 Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria.
18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.
20 Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón.
Acompañe la lectura del 107° día ingresando aquí.
[related-content]