Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 10
1 El Señor habló a Moisés, diciendo:
2 Hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar la congregación, y para hacer mover los campamentos.
3 Y cuando las tocaren, toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta del tabernáculo de reunión.
4 Mas cuando tocaren sólo una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de los millares de Israel.
5 Y cuando tocareis alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente.
6 Y cuando tocareis alarma la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al sur; alarma tocarán para sus partidas.
7 Pero para reunir la congregación tocaréis, mas no con sonido de alarma.
8 Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y las tendréis por estatuto perpetuo por vuestras generaciones.
9 Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por el Señor vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.
10 Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo el Señor vuestro Dios.
11 En el año segundo, en el mes segundo, a los veinte días del mes, la nube se alzó del tabernáculo del testimonio.
12 Y partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha; y se detuvo la nube en el desierto de Parán.
13 Partieron la primera vez al mandato del Señor por medio de Moisés.
14 La bandera del campamento de los hijos de Judá comenzó a marchar primero, por sus ejércitos; y Naasón hijo de Aminadab estaba sobre su cuerpo de ejército.
15 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar.
16 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón.
17 Después que estaba ya desarmado el tabernáculo, se movieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari, que lo llevaban.
18 Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de Rubén por sus ejércitos; y Elisur hijo de Sedeur estaba sobre su cuerpo de ejército.
19 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai.
20 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Deuel.
21 Luego comenzaron a marchar los coatitas llevando el santuario; y entretanto que ellos llegaban, los otros acondicionaron el tabernáculo.
22 Después comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Efraín por sus ejércitos; y Elisama hijo de Amiud estaba sobre su cuerpo de ejército.
23 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.
24 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.
25 Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Dan por sus ejércitos, a retaguardia de todos los campamentos; y Ahiezer hijo de Amisadai estaba sobre su cuerpo de ejército.
26 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán.
27 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán.
28 Este era el orden de marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partían.
29 Entonces dijo Moisés a Hobab, hijo de Rag:uel madianita, su suegro: Nosotros partimos para el lugar del cual el Señor ha dicho: Yo os lo daré. Ven con nosotros, y te haremos bien; porque el Señor ha prometido el bien a Israel.
30 Y él le respondió: Yo no iré, sino que me marcharé a mi tierra y a mi parentela.
31 Y él le dijo: Te ruego que no nos dejes; porque tú conoces los lugares donde hemos de acampar en el desierto, y nos serás en lugar de ojos.
32 Y si vienes con nosotros, cuando tengamos el bien que el Señor nos ha de hacer, nosotros te haremos bien.
33 Así partieron del monte del Señor camino de tres días; y el arca del pacto del Señor fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso.
34 Y la nube del Señor iba sobre ellos de día, desde que salieron del campamento.
35 Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Señor, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen.
36 Y cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Señor, a los millares de millares de Israel.
Salmos 46
1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar;
3 Aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah
4 Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo.
5 Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.
6 Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio él su voz, se derritió la tierra.
7 El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
8 Venid, ved las obras del Señor, que ha puesto asolamientos en la tierra.
9 Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.
10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.
11 El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah)
Salmos 47
1 Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.
2 Porque el Señor el Altísimo es temible; rey grande sobre toda la tierra.
3 El someterá a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies.
4 El nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. (Selah)
5 Subió Dios con júbilo, el Señor con sonido de trompeta.
6 Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad;
7 Porque Dios es el Rey de toda la tierra; cantad con inteligencia.
8 Reinó Dios sobre las naciones; se sentó Dios sobre su santo trono.
9 Los príncipes de los pueblos se reunieron como pueblo del Dios de Abraham;
10 Porque de Dios son los escudos de la tierra; el es muy exaltado.
Cantares 8
1 ¡Oh, si tú fueras como un hermano mío que mamó los pechos de mi madre! Entonces, hallándote fuera, te besaría, y no me menospreciarían.
2 Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre; tú me enseñarías, y yo te haría beber vino adobado del mosto de mis granadas.
3 Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
4 Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera.
5 ¿Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tuvo dolores la que te dio a luz.
6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.
8 Tenemos una pequeña hermana, que no tiene pechos; ¿Qué haremos a nuestra hermana cuando de ella se hablare?
9 Si ella es muro, edificaremos sobre él un palacio de plata; si fuere puerta, la guarneceremos con tablas de cedro.
10 Yo soy muro, y mis pechos como torres, desde que fui en sus ojos como la que halla paz.
11 Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó a guardas, cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto.
12 Mi viña, que es mía, está delante de mí; las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas para los que guardan su fruto.
13 Oh, tú que habitas en los huertos, los compañeros escuchan tu voz; házmela oír.
14 Apresúrate, amado mío, y sé semejante al corzo, o al cervatillo, sobre las montañas de los aromas.
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