Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 19
1 El Señor habló a Moisés y a Aarón, diciendo:
2 Esta es la ordenanza de la ley que el Señor ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo;
3 y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su presencia.
4 Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces;
5 y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar.
6 Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca.
7 El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche.
8 Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche.
9 Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación.
10 Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre ellos.
11 El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días.
12 Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no se purificare, no será limpio al séptimo día.
13 Todo aquel que tocare cadáver de cualquier persona, y no se purificare, el tabernáculo del Señor contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su inmundicia será sobre él.
14 Esta es la ley para cuando alguno muera en la tienda: cualquiera que entre en la tienda, y todo el que esté en ella, será inmundo siete días.
15 Y toda vasija abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda;
16 y cualquiera que tocare algún muerto a espada sobre la faz del campo, o algún cadáver, o hueso humano, o sepulcro, siete días será inmundo.
17 Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella agua corriente en un recipiente;
18 y un hombre limpio tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, sobre todos los muebles, sobre las personas que allí estuvieren, y sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro.
19 Y el limpio rociará sobre el inmundo al tercero y al séptimo día; y cuando lo haya purificado al día séptimo, él lavará luego sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y será limpio a la noche.
20 Y el que fuere inmundo, y no se purificare, la tal persona será cortada de entre la congregación, por cuanto contaminó el tabernáculo del Señor; no fue rociada sobre él el agua de la purificación; es inmundo.
21 Les será estatuto perpetuo; también el que rociare el agua de la purificación lavará sus vestidos; y el que tocare el agua de la purificación será inmundo hasta la noche.
22 Y todo lo que el inmundo tocare, será inmundo; y la persona que lo tocare será inmunda hasta la noche.
Salmos 56
1 Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; me oprime combatiéndome cada día.
2 Todo el día mis enemigos me pisotean; porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
3 En el día que temo, yo en ti confío.
4 En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?
5 Todos los días ellos pervierten mi causa; contra mí son todos sus pensamientos para mal.
6 Se reúnen, se esconden, miran atentamente mis pasos, como quienes acechan a mi alma.
7 Pésalos según su iniquidad, oh Dios, y derriba en tu furor a los pueblos.
8 Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro?
9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; esto sé, que Dios está por mí.
10 En Dios alabaré su palabra; en el Señor su palabra alabaré.
11 En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?
12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos; te tributaré alabanzas.
13 Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.
Salmos 57
1 Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos.
2 Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece.
3 El enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; (Selah) Dios enviará su misericordia y su verdad.
4 Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda.
5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria.
6 Red han armado a mis pasos; se ha abatido mi alma; hoyo han cavado delante de mí; en medio de él han caído ellos mismos. (Selah)
7 Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré, y trovaré salmos.
8 Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; me levantaré de mañana.
9 Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; cantaré de ti entre las naciones.
10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad.
11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria.
Isaías 8
1 Me dijo el Señor: Toma una tabla grande, y escribe en ella con caracteres legibles tocante a Maher-salal-hasbaz.
2 Y junté conmigo por testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías.
3 Y me llegué a la profetisa, la cual concibió, y dio a luz un hijo. Y me dijo el Señor: Ponle por nombre Maher-salal-hasbaz.
4 Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío, y Madre mía, será quitada la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria delante del rey de Asiria.
5 Otra vez volvió el Señor a hablarme, diciendo:
6 Por cuanto desechó este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó con Rezín y con el hijo de Remalías;
7 he aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas;
8 y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel.
9 Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y seréis quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados.
10 Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros.
11 Porque el Señor me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo:
12 No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo.
13 Al Señor de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.
14 Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén.
15 Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados.
16 Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.
17 Esperaré, pues, al Señor, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré.
18 He aquí, yo y los hijos que me dio el Señor somos por señales y presagios en Israel, de parte del Señor de los ejércitos, que mora en el monte de Sion.
19 Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?
20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.
21 Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto.
22 Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas.
Acompañe la lectura del 129° día ingresando aquí.
[related-content]