Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 21
1 Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros.
2 Entonces Israel hizo voto al Señor, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades.
3 Y el Señor escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.[a]
4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.
5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
6 Y el Señor envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.
7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra el Señor, y contra ti; ruega al Señor que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
8 Y el Señor dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot.
11 Y partiendo de Obot, acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol.
12 Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered.
13 De allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab y el amorreo.
14 Por tanto se dice en el libro de las batallas del Señor: Lo que hizo en el Mar Rojo, y en los arroyos de Arnón;
15 Y a la corriente de los arroyos que va a parar en Ar, y descansa en el límite de Moab.
16 De allí vinieron a Beer: este es el pozo del cual el Señor dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré agua.
17 Entonces, cantó Israel este cántico: Sube, oh pozo; a él cantad;
18 Pozo, el cual cavaron los señores. Lo cavaron los príncipes del pueblo, y el legislador, con sus báculos. m Del desierto vinieron a Matana,
19 y de Matana a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot;
20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.
21 Entonces envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, diciendo:
22 Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio.
23 Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra Israel.
24 Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte.
25 Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas.
26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón.
27 Por tanto dicen los proverbistas: Venid a Hesbón, edifíquese y repárese la ciudad de Sehón.
28 Porque fuego salió de Hesbón, y llama de la ciudad de Sehón, y consumió a Ar de Moab, a los señores de las alturas de Arnón.
29 ¡Ay de ti, Moab! Pereciste, pueblo de Quemos. Fueron puestos sus hijos en huida, y sus hijas en cautividad, por Sehón rey de los amorreos.
30 Mas devastamos el reino de ellos; pereció Hesbón hasta Dibón, y destruimos hasta Nofa y Medeba.
31 Así habitó Israel en la tierra del amorreo.
32 También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí.
33 Y volvieron, y subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei.
34 Entonces el Señor dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.
35 E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.
Salmos 60
1 Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; te has airado; !!vuélvete a nosotros!
2 Hiciste temblar la tierra, la has hendido; sana sus roturas, porque titubea.
3 Has hecho ver a tu pueblo cosas duras; nos hiciste beber vino de aturdimiento.
4 Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad. Selah
5 Para que se libren tus amados, salva con tu diestra, y óyeme.
6 Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré; repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
7 Mío es Galaad, y mío es Manasés; y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador.
8 Moab, vasija para lavarme; sobre Edom echaré mi calzado; me regocijaré sobre Filistea.
9 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará hasta Edom?
10 ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado, y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
11 Danos socorro contra el enemigo, porque vana es la ayuda de los hombres.
12 En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.
Salmos 61
1 Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende.
2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo,
3 Porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo.
4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas. Selah
5 Porque tú, oh Dios, has oído mis votos; me has dado la heredad de los que temen tu nombre.
6 Días sobre días añadirás al rey; sus años serán como generación y generación.
7 Estará para siempre delante de Dios; prepara misericordia y verdad para que lo conserven.
8 Así cantaré tu nombre para siempre, pagando mis votos cada día.
Isaías 10
1 ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía,
2 para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos!
3 ¿Y qué haréis en el día del castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando venga de lejos el asolamiento? ¿En dónde dejaréis vuestra gloria?
4 Sin mí se inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
5 Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira.
6 Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles.
7 Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas.
8 Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son todos reyes?
9 ¿No es Calno como Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria como Damasco?
10 Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria;
11 como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?
12 Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos.
13 Porque dijo: Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente; quité los territorios de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados;
14 y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese boca y graznase.
15 ¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? !!Como si el báculo levantase al que lo levanta; como si levantase la vara al que no es leño!
16 Por esto el Señor, el Señor de los ejércitos, enviará debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego.
17 Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos.
18 La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como abanderado en derrota.
19 Y los árboles que queden en su bosque serán en número que un niño los pueda contar.
20 Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en el Señor, el Santo de Israel.
21 El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte.
22 Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia.
23 Pues el Señor, el Dios de los ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra.
24 Por tanto el Señor, el Señor de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto;
25 mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi furor y mi enojo, para destrucción de ellos.
26 Y levantará el Señor de los ejércitos azote contra él como la matanza de Madián en la peña de Oreb, y alzará su vara sobre el mar como hizo por la vía de Egipto.
27 Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.
28 Vino hasta Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas contará su ejército.
29 Pasaron el vado; se alojaron en Geba; Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó.
30 Grita en alta voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot.
31 Madmena se alborotó; los moradores de Gebim huyen.
32 Aún vendrá día cuando reposará en Nob; alzará su mano al monte de la hija de Sion, al collado de Jerusalén.
33 He aquí el Señor, el Dios de los ejércitos, desgajará el ramaje con violencia, y los árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán humillados.
34 Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo.
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