Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 24
1 Cuando vio Balaam que parecía bien al Señor que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de ag:uero, sino que puso su rostro hacia el desierto;
2 y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él.
3 Entonces tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, y dijo el varón de ojos abiertos;
4 Dijo el que oyó los dichos de Dios, el que vio la visión del Omnipotente; caído, pero abiertos los ojos:
5 ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob, tus habitaciones, oh Israel!
6 Como arroyos están extendidas, como huertos junto al río, como áloes plantados por el Señor, como cedros junto a las aguas.
7 De sus manos destilarán aguas, y su descendencia será en muchas aguas; enaltecerá su rey más que Agag, y su reino será engrandecido.
8 Dios lo sacó de Egipto; tiene fuerzas como de búfalo. Devorará a las naciones enemigas, desmenuzará sus huesos, y las traspasará con sus saetas.
9 Se encorvará para echarse como león, y como leona; ¿quién lo despertará? Benditos los que te bendijeren, y malditos los que te maldijeren. Profecía de Balaam
10 Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces.
11 Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que el Señor te ha privado de honra.
12 Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo:
13 Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho del Señor para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable el Señor, eso diré yo?
14 He aquí, yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los postreros días.
15 Y tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, dijo el varón de ojos abiertos;
16 Dijo el que oyó los dichos del Señor, y el que sabe la ciencia del Altísimo, el que vio la visión del Omnipotente; caído, pero abiertos los ojos:
17 Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca; saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set.
18 Será tomada Edom, será también tomada Seir por sus enemigos, e Israel se portará varonilmente.
19 De Jacob saldrá el dominador, y destruirá lo que quedare de la ciudad.
20 Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo: Amalec, cabeza de naciones; mas al fin perecerá para siempre.
21 Y viendo al ceneo, tomó su parábola y dijo: Fuerte es tu habitación; pon en la peña tu nido;
22 Porque el ceneo será echado, cuando Asiria te llevará cautivo.
23 Tomó su parábola otra vez, y dijo: ¡Ay! ¿quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas?
24 Vendrán naves de la costa de Quitim, y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber; mas él también perecerá para siempre.
25 Entonces se levantó Balaam y se fue, y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su camino.
Salmos 66
1 Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
2 Cantad la gloria de su nombre; poned gloria en su alabanza.
3 Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
4 Toda la tierra te adorará, y cantará a ti; cantarán a tu nombre. (Selah)
5 Venid, y ved las obras de Dios, temible en hechos sobre los hijos de los hombres.
6 Volvió el mar en seco; por el río pasaron a pie; allí en él nos alegramos.
7 El señorea con su poder para siempre; sus ojos atalayan sobre las naciones; los rebeldes no serán enaltecidos. Selah
8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, y haced oír la voz de su alabanza.
9 El es quien preservó la vida a nuestra alma, y no permitió que nuestros pies resbalasen.
10 Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata.
11 Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, y nos sacaste a abundancia.
13 Entraré en tu casa con holocaustos; te pagaré mis votos,
14 Que pronunciaron mis labios y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
15 Holocaustos de animales engordados te ofreceré, con sahumerio de carneros; te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos. Selah
16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi alma.
17 A él clamé con mi boca, y fue exaltado con mi lengua.
18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.
19 Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica.
20 Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
Salmos 67
1 Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros; (Selah)
2 Para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación.
3 Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben.
4 Alégrense y gócense las naciones, porque juzgarás los pueblos con equidad, y pastorearás las naciones en la tierra. (Selah)
5 Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben.
6 La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
7 Bendíganos Dios, y témanlo todos los términos de la tierra.
Isaías 14
1 Porque el Señor tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob.
2 Y los tomarán los pueblos, y los traerán a su lugar; y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la tierra del Señor; y cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron.
3 Y en el día que el Señor te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir,
4 pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: !!Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro!
5 Quebrantó el Señor el báculo de los impíos, el cetro de los señores;
6 el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad.
7 Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas.
8 Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros.
9 El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones.
10 Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros?
11 Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.
12 !!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.
16 Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;
17 que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?
18 Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su morada;
19 pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado.
20 No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos.
21 Preparad sus hijos para el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz del mundo.
22 Porque yo me levantaré contra ellos, dice el Señor de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto, dice el Señor.
23 Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas de destrucción, dice el Señor de los ejércitos.
24 El Señor de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado;
25 que quebrantaré al asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro.
26 Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las naciones.
27 Porque el Señor de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?
28 En el año que murió el rey Acaz fue esta profecía:
29 No te alegres tú, Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz de la culebra saldrá áspid, y su fruto, serpiente voladora.
30 Y los primogénitos de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán confiados; mas yo haré morir de hambre tu raíz, y destruiré lo que de ti quedare.
31 Aúlla, oh puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea; porque humo vendrá del norte, no quedará uno solo en sus asambleas.
32 ¿Y qué se responderá a los mensajeros de las naciones? Que el Señor fundó a Sion, y que a ella se acogerán los afligidos de su pueblo.
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