Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Deuteronomio 5
1 Entonces llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, oh Israel, los estatutos y ordenanzas que hablo hoy a vuestros oídos, para que los aprendáis y pongáis por obra.
2 El Señor nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb.
3 No hizo el Señor este pacto con nuestros padres, sino con nosotros, con todos aquellos de nosotros que estamos vivos aquí hoy.
4 Cara a cara habló el Señor con vosotros en el monte de en medio del fuego,
5 mientras yo estaba en aquella ocasión entre el Señor y vosotros para declararos la palabra del Señor, porque temíais a causa del fuego y no subisteis al monte. Y El dijo:
6 “Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.
7 “No tendrás otros dioses delante de mí.
8 “No te harás ningún ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
9 “No los adorarás ni los servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos, y sobre la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen,
10 pero que muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
11 “No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no tendrá por inocente a quien tome su nombre en vano.
12 “Guardarás el día de reposo para santificarlo, como el Señor tu Dios lo ha mandado.
13 “Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo,
14 mas el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios; no harás en él ningún trabajo, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el forastero que está contigo, para que tu siervo y tu sierva también descansen como tú.
15 “Y acuérdate que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido; por lo tanto, el Señor tu Dios te ha ordenado que guardes el día de reposo.
16 “Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te ha mandado, para que tus días sean prolongados y te vaya bien en la tierra que el Señor tu Dios te da.
17 “No matarás.
18 “No cometerás adulterio.
19 “No hurtarás.
20 “No darás falso testimonio contra tu prójimo.
21 “No codiciarás la mujer de tu prójimo, y no desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.”
22 Estas palabras el Señor habló a toda vuestra asamblea en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de las densas tinieblas con una gran voz, y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra y me las dio.
23 Y aconteció que cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras el monte ardía con fuego, os acercasteis a mí, todos los jefes de vuestras tribus y vuestros ancianos,
24 y dijisteis: “He aquí, el Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Dios habla con el hombre, y éste aún vive.
25 “Ahora pues, ¿por qué hemos de morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si seguimos oyendo la voz del Señor nuestro Dios, entonces moriremos.
26 “Porque, ¿qué hombre hay que haya oído la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego, como nosotros, y haya sobrevivido?
27 “Acércate tú, y oye lo que el Señor nuestro Dios dice; entonces dinos todo lo que el Señor nuestro Dios te diga, y lo escucharemos y lo haremos.”
28 Y el Señor oyó la voz de vuestras palabras cuando me hablasteis y el Señor me dijo: “He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado. Han hecho bien en todo lo que han dicho.
29 “¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y guardaran siempre todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!
30 “Ve y diles: ‘Volved a vuestras tiendas.’
31 “Pero tú, quédate aquí conmigo, para que yo te diga todos los mandamientos, los estatutos y los decretos que les enseñarás, a fin de que los cumplan en la tierra que les doy en posesión.”
32 Y cuidad de hacer tal como el Señor vuestro Dios os ha mandado; no os desviéis a la derecha ni a la izquierda.
33 Andad en todo el camino que el Señor vuestro Dios os ha mandado, a fin de que viváis y os vaya bien, y prolonguéis vuestros días en la tierra que vais a poseer.
Salmos 88
1 Oh Señor, Dios de mi salvación, de día y de noche he clamado delante de ti.
2 Llegue mi oración a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor.
3 Porque saturada está mi alma de males, y mi vida se ha acercado al Seol.
4 Soy contado entre los que descienden a la fosa; he llegado a ser como hombre sin fuerza,
5 abandonado entre los muertos; como los caídos a espada que yacen en el sepulcro, de quienes ya no te acuerdas, y que han sido arrancados de tu mano.
6 Me has puesto en la fosa más profunda, en lugares tenebrosos, en las profundidades.
7 Ha reposado sobre mí tu furor, y me has afligido con todas tus olas. (Selah)
8 Has alejado de mí mis amistades, me has hecho objeto de repugnancia para ellos; encerrado estoy y no puedo salir.
9 Han languidecido mis ojos a causa de la aflicción; oh Señor, cada día te he invocado, he extendido mis manos hacia ti.
10 ¿Harás maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos y te alabarán? (Selah)
11 ¿Se hablará de tu misericordia en el sepulcro, y de tu fidelidad en el Abadón?
12 ¿Se darán a conocer tus maravillas en las tinieblas, y tu justicia en la tierra del olvido?
13 Mas yo, a ti pido auxilio, Señor, y mi oración llega ante ti por la mañana.
14 ¿Por qué, Señor, rechazas mi alma? ¿Por qué escondes de mí tu rostro?
15 He estado afligido y a punto de morir desde mi juventud; sufro tus terrores, estoy abatido.
16 Sobre mí ha pasado tu ardiente ira; tus terrores me han destruido.
17 Me han rodeado como aguas todo el día; a una me han cercado.
18 Has alejado de mí al compañero y al amigo; mis amistades son las tinieblas.
Isaías 33
1 ¡Ay de ti que destruyes, y no has sido destruido; y de aquel que es pérfido, cuando otros no actuaron con perfidia contra él! Cuando termines de destruir, serás destruido; cuando acabes de actuar con perfidia, con perfidia actuarán contra ti.
2 Oh Señor, ten piedad de nosotros; en ti hemos esperado. Sé nuestra fortaleza cada mañana, también nuestra salvación en tiempo de angustia.
3 Al estruendo del tumulto los pueblos huyen; al levantarte tú las naciones se dispersan;
4 se recoge el botín como recoge la oruga, se lanzan sobre él como se lanzan las langostas.
5 Exaltado es el Señor, pues mora en lo alto; ha llenado a Sion de derecho y de justicia.
6 El será la seguridad de tus tiempos, abundancia de salvación, sabiduría y conocimiento; el temor del Señor es tu tesoro.
7 He aquí, sus valientes claman en las calles, los mensajeros de paz lloran amargamente.
8 Las calzadas están desiertas, el transeúnte ya no pasa; ha quebrantado el pacto, ha despreciado las ciudades, no tiene en estima al hombre.
9 De duelo está la tierra y languidece, el Líbano está avergonzado y se marchita; Sarón es como una llanura desierta, y pierden su follaje Basán y el Carmelo.
10 Ahora me levantaré —dice el Señor— ahora seré exaltado, ahora seré ensalzado.
11 Concebisteis paja, daréis a luz rastrojo; mi aliento como fuego os consumirá.
12 Y los pueblos serán calcinados, como espinos cortados que son quemados en el fuego.
13 Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y los que estáis cerca, reconoced mi poder.
14 Aterrados están los pecadores en Sion, el temblor se ha apoderado de los impíos. ¿Quién de nosotros habitará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?
15 El que anda en justicia y habla con sinceridad, el que rehúsa la ganancia injusta, y se sacude las manos para que no retengan soborno; el que se tapa los oídos para no oír de derramamiento de sangre, y cierra los ojos para no ver el mal;
16 ése morará en las alturas, en la peña inexpugnable estará su refugio; se le dará su pan, y tendrá segura su agua.
17 Tus ojos contemplarán al Rey en su hermosura, verán una tierra muy lejana.
18 Tu corazón meditará en el terror, y dirá: ¿Dónde está el que cuenta? ¿Dónde está el que pesa? ¿Dónde está el que cuenta las torres?
19 No verás más al pueblo feroz, pueblo de habla incomprensible, que nadie entiende, de lengua tartamuda, que nadie comprende.
20 Contempla a Sion, ciudad de nuestras fiestas señaladas; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será plegada, cuyas estacas no serán arrancadas nunca, ni rotas ninguna de sus cuerdas.
21 Porque allí, el Majestuoso, el Señor, será para nosotros lugar de ríos y de anchos canales, por donde no andará embarcación de remos, ni nave potente por él pasará.
22 Porque el Señor es nuestro juez, el Señor es nuestro legislador, el Señor es nuestro rey; El nos salvará.
23 Se han aflojado tus cuerdas; no pueden sostener firme el mástil ni entesar la vela. Entonces será repartida la presa de un abundante botín; los cojos se llevarán los despojos.
24 Ningún habitante dirá: Estoy enfermo; al pueblo que allí habita, le será perdonada su iniquidad.
Acompañe la lectura del 151° día ingresando aquí.
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