Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Deuteronomio 19
1 Cuando el Señor tu Dios destruya las naciones cuya tierra el Señor tu Dios te da, y las desalojes, y habites en sus ciudades y en sus casas,
2 te reservarás tres ciudades en medio de tu tierra que el Señor tu Dios te da en posesión.
3 Prepararás los caminos, y dividirás en tres partes el territorio de tu tierra que el Señor tu Dios te dé en posesión, para que huya allí todo homicida.
4 Y este será el caso del homicida que huya allí y viva: cuando mate a su amigo sin querer, sin haberlo odiado anteriormente
5 (como cuando un hombre va al bosque con su amigo para cortar leña, y su mano blande el hacha para cortar el árbol, y el hierro salta del mango y golpea a su amigo, y éste muere), él puede huir a una de estas ciudades y vivir;
6 no sea que el vengador de la sangre en el furor de su ira persiga al homicida, y lo alcance porque el camino es largo, y le quite la vida aunque él no merecía la muerte, porque no lo había odiado anteriormente.
7 Por tanto, te mando, diciendo: Reservarás para ti tres ciudades.
8 Y si el Señor tu Dios ensancha tu territorio, como ha jurado a tus padres, y te da toda la tierra que ha prometido dar a tus padres
9 (si guardas cuidadosamente todos estos mandamientos que te mando hoy, de amar al Señor tu Dios y de andar siempre en sus caminos), entonces te añadirás tres ciudades más, además de estas tres.
10 Para que no se derrame sangre inocente en medio de tu tierra que el Señor tu Dios te da por heredad, y no seas culpable de derramar sangre.
11 Pero si hay un hombre que odia a su prójimo, y acechándolo, se levanta contra él, lo hiere, y éste muere, y después él huye a una de estas ciudades,
12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán a sacarlo de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera.
13 No tendrás piedad de él; mas limpiarás de Israel la sangre del inocente, para que te vaya bien.
14 No moverás los linderos de tu prójimo, fijados por los antepasados, en la herencia que recibirás en la tierra que el Señor tu Dios te da en posesión.
15 No se levantará un solo testigo contra un hombre por cualquier iniquidad o por cualquier pecado que haya cometido; el caso será confirmado por el testimonio de dos o tres testigos.
16 Si un testigo falso se levanta contra un hombre para acusarle de transgresión,
17 los dos litigantes se presentarán delante del Señor, delante de los sacerdotes y de los jueces que haya en esos días.
18 Y los jueces investigarán minuciosamente; y si el testigo es un testigo falso y ha acusado a su hermano falsamente,
19 entonces le haréis a él lo que él intentaba hacer a su hermano. Así quitarás el mal de en medio de ti.
20 Los demás oirán y temerán, y nunca más volverán a hacer una maldad semejante en medio de ti.
21 Y no tendrás piedad: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Salmos 106
1 ¡Aleluya! Dad gracias al Señor, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia.
2 ¿Quién puede relatar los poderosos hechos del Señor, o expresar toda su alabanza?
3 Bienaventurados los que guardan el juicio, los que practican la justicia en todo tiempo.
4 Acuérdate de mí, oh Señor, en tu bondad hacia tu pueblo; visítame con tu salvación,
5 para que yo vea la prosperidad de tus escogidos, para que me regocije en la alegría de tu nación, para que me gloríe con tu heredad.
6 Nosotros hemos pecado como nuestros padres, hemos hecho iniquidad, nos hemos conducido impíamente.
7 Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de tu infinito amor, sino que se rebelaron junto al mar, en el mar Rojo.
8 No obstante, los salvó por amor de su nombre, para manifestar su poder.
9 Reprendió, pues, al mar Rojo, y se secó; y los condujo por las profundidades, como por un desierto.
10 Los salvó de mano del que los odiaba, y los redimió de mano del enemigo.
11 Las aguas cubrieron a sus adversarios, ni uno de ellos escapó.
12 Entonces creyeron en sus palabras, y cantaron su alabanza.
13 Pero pronto se olvidaron de sus obras; no esperaron su consejo.
14 Tuvieron apetitos desenfrenados en el desierto, y tentaron a Dios en las soledades.
15 El les concedió lo que pedían, pero envió una plaga mortal sobre ellos.
16 Cuando en el campamento tuvieron envidia de Moisés, y de Aarón, el santo del Señor,
17 la tierra se abrió y tragó a Datán, y se cerró sobre el grupo de Abiram.
18 Un fuego ardió contra su grupo, la llama consumió a los impíos.
19 Hicieron un becerro en Horeb, y adoraron una imagen de fundición;
20 cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba.
21 Se olvidaron de Dios su Salvador, que había hecho grandes cosas en Egipto,
22 maravillas en la tierra de Cam, y cosas asombrosas en el mar Rojo.
23 El dijo que los hubiera destruido, de no haberse puesto Moisés, su escogido, en la brecha delante de El, a fin de apartar su furor para que no los destruyera.
24 Aborrecieron la tierra deseable, no creyeron en su palabra,
25 sino que murmuraron en sus tiendas, y no escucharon la voz del Señor.
26 Por tanto, les juró abatirlos en el desierto,
27 y esparcir su simiente entre las naciones, y dispersarlos por las tierras.
28 Se unieron también a Baal-peor, y comieron sacrificios ofrecidos a los muertos.
29 Le provocaron, pues, a ira con sus actos, y la plaga se desató entre ellos.
30 Entonces Finees se levantó e intervino, y cesó la plaga.
31 Y le fue contado por justicia por todas las generaciones para siempre.
32 También le hicieron enojarse en las aguas de Meriba, y le fue mal a Moisés por culpa de ellos,
33 puesto que fueron rebeldes contra su Espíritu, y él habló precipitadamente con sus labios.
34 No destruyeron a los pueblos, como el Señor les había mandado,
35 sino que se mezclaron con las naciones, aprendieron sus costumbres,
36 y sirvieron a sus ídolos que se convirtieron en lazo para ellos.
37 Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a los demonios,
38 y derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, a quienes sacrificaron a los ídolos de Canaán, y la tierra fue contaminada con sangre.
39 Así se contaminaron en sus costumbres, y fueron infieles en sus hechos.
40 Entonces se encendió la ira del Señor contra su pueblo, y El aborreció su heredad.
41 Los entregó en mano de las naciones, y los que los aborrecían se enseñorearon sobre ellos.
42 Sus enemigos también los oprimieron, y fueron subyugados bajo su poder.
43 Muchas veces los libró; ellos, sin embargo, fueron rebeldes a su consejo, y se hundieron en su iniquidad.
44 Sin embargo, El vio su angustia al escuchar su clamor;
45 y por amor a ellos se acordó de su pacto, y se arrepintió conforme a la grandeza de su misericordia.
46 Les hizo también objeto de compasión en presencia de todos los que los tenían cautivos.
47 Sálvanos, oh Señor, Dios nuestro, y reúnenos de entre las naciones, para dar gracias a tu santo nombre, y para gloriarnos en tu alabanza.
48 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad. Y todo el pueblo diga: Amén. ¡Aleluya!
Isaías 46
1 Se ha postrado Bel, se derrumba Nebo; sus imágenes son puestas sobre bestias, sobre animales de carga. Vuestros fardos son pesados, una carga para la bestia fatigada.
2 Se derrumbaron, a una se han postrado; no pudieron salvar la carga, sino que ellos mismos han ido en cautividad.
3 Escuchadme, casa de Jacob, y todo el remanente de la casa de Israel, los que habéis sido llevados por mí desde el vientre, cargados desde la matriz.
4 Aun hasta vuestra vejez, yo seré el mismo, y hasta vuestros años avanzados, yo os sostendré. Yo lo he hecho, y yo os cargaré; yo os sostendré, y yo os libraré.
5 ¿A quién me asemejaréis, me igualaréis o me compararéis para que seamos semejantes?
6 Los que derrochan el oro de la bolsa y pesan la plata en la balanza pagan a un orfebre para que haga un dios de ello; se postran y lo adoran.
7 Lo levantan en hombros y lo llevan; lo colocan en su lugar y allí se está. No se mueve de su lugar. Aunque alguno clame a él, no responde, de su angustia no lo libra.
8 Acordaos de esto, y estad confiados; ponedlo en vuestro corazón, transgresores.
9 Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo,
10 que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: “Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré.”
11 Yo llamo del oriente un ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre de mi propósito. En verdad he hablado, ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré.
12 Escuchadme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia.
13 Yo acerco mi justicia, no está lejos; y mi salvación no tardará. Pondré salvación en Sion, y para Israel será mi gloria.
Acompañe la lectura del 164° día ingresando aquí.
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