Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Samuel 3
1 El joven Samuel servía al Señor en presencia de Elí. La palabra del Señor escaseaba en aquellos días, las visiones no eran frecuentes.
2 Y aconteció un día, estando Elí acostado en su aposento (sus ojos habían comenzado a oscurecerse y no podía ver bien),
3 cuando la lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor donde estaba el arca de Dios,
4 que el Señor llamó a Samuel, y él respondió: Aquí estoy.
5 Entonces corrió a Elí y le dijo: Aquí estoy, pues me llamaste. Pero Elí le respondió: Yo no he llamado, vuelve a acostarte. Y él fue y se acostó.
6 El Señor volvió a llamar: ¡Samuel! Y Samuel se levantó, fue a Elí y dijo: Aquí estoy, pues me llamaste. Pero él respondió: Yo no he llamado, hijo mío, vuelve a acostarte.
7 Y Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había revelado aún la palabra del Señor.
8 El Señor volvió a llamar a Samuel por tercera vez. Y él se levantó, fue a Elí y dijo: Aquí estoy, pues me llamaste. Entonces Elí comprendió que el Señor estaba llamando al muchacho.
9 Y Elí dijo a Samuel: Ve y acuéstate, y si El te llama, dirás: “Habla, Señor, que tu siervo escucha.” Y Samuel fue y se acostó en su aposento.
10 Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha.
11 Y el Señor dijo a Samuel: He aquí, estoy a punto de hacer una cosa en Israel la cual hará retiñir ambos oídos a todo aquel que la oiga.
12 Ese día cumpliré contra Elí todo lo que he hablado sobre su casa, desde el principio hasta el fin.
13 Porque le he hecho saber que estoy a punto de juzgar su casa para siempre a causa de la iniquidad que él conocía, pues sus hijos trajeron sobre sí una maldición, y él no los reprendió.
14 Por eso he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de su casa no será expiada jamás, ni por sacrificio ni por ofrenda.
15 Samuel se acostó hasta la mañana; entonces abrió las puertas de la casa del Señor; pero Samuel temía contar la visión a Elí.
16 Pero Elí llamó a Samuel, y le dijo: Samuel, hijo mío. Y él respondió: Heme aquí.
17 Y Elí dijo: ¿Cuál es la palabra que el Señor te habló? Te ruego que no me la ocultes. Así te haga Dios, y aún más, si me ocultas algo de todas las palabras que te habló.
18 Entonces Samuel se lo contó todo, sin ocultarle nada. Y Elí dijo: El Señor es; que haga lo que bien le parezca.
19 Samuel creció, y el Señor estaba con él; no dejó sin cumplimiento ninguna de sus palabras.
20 Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, supo que Samuel había sido confirmado como profeta del Señor.
21 Y el Señor se volvió a aparecer en Silo; porque el Señor se revelaba a Samuel en Silo por la palabra del Señor.
Romanos 3
1 ¿Cuál es, entonces, la ventaja del judío? ¿O cuál el beneficio de la circuncisión?
2 Grande, en todo sentido. En primer lugar, porque a ellos les han sido confiados los oráculos de Dios.
3 Entonces ¿qué? Si algunos fueron infieles, ¿acaso su infidelidad anulará la fidelidad de Dios?
4 ¡De ningún modo! Antes bien, sea hallado Dios veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando seas juzgado.
5 Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es injusto el Dios que expresa su ira? (Hablo en términos humanos).
6 ¡De ningún modo! Pues de otra manera, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?
7 Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué también soy yo aún juzgado como pecador?
8 ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos afirman que nosotros decimos): Hagamos el mal para que venga el bien? La condenación de los tales es justa.
9 ¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado;
10 como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
11 no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios;
12 todos se han desviado, a una se hicieron inutiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
13 Sepulcro abierto es su garganta, engañan de continuo con su lengua, veneno de serpientes hay bajo sus labios;
14 llena esta su boca de maldicion y amargura;
15 sus pies son veloces para derramar sangre;
16 destruccion y miseria hay en sus caminos,
17 y la senda de paz no han conocido.
18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.
19 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios;
20 porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de El; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.
21 Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas;
22 es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción;
23 por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,
24 siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús,
25 a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente,
26 para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.
27 ¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe.
28 Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley.
29 ¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentiles,
30 porque en verdad Dios es uno, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos y por medio de la fe a los incircuncisos.
31 ¿Anulamos entonces la ley por medio de la fe? ¡De ningún modo! Al contrario, confirmamos la ley.
Jeremías 41
1 Y en el mes séptimo fue Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la familia real, y uno de los oficiales principales del rey, junto con diez hombres, adonde estaba Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa. Y mientras comían pan juntos allí en Mizpa,
2 se levantó Ismael, hijo de Netanías, y los diez hombres que estaban con él, e hirieron a espada a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, y mataron al que el rey de Babilonia había puesto para gobernar sobre la tierra.
3 Ismael mató también a todos los judíos que estaban con él, es decir, con Gedalías, en Mizpa, y a los hombres de guerra caldeos que se encontraban allí.
4 Y sucedió que al siguiente día del asesinato de Gedalías, cuando nadie lo sabía aún,
5 ochenta hombres vinieron de Siquem, de Silo y de Samaria, con las barbas rapadas, las vestiduras rasgadas y cubiertos de incisiones, y con ofrendas de cereal e incienso en sus manos, para llevarlos a la casa del Señor.
6 Entonces Ismael, hijo de Netanías, salió a su encuentro desde Mizpa, llorando mientras iba; y cuando los encontró, les dijo: Venid a Gedalías, hijo de Ahicam.
7 Y sucedió que cuando entraron en la ciudad, Ismael, hijo de Netanías, y los hombres que con él estaban, los degollaron y los echaron en la cisterna.
8 Pero diez hombres que se encontraban entre ellos, dijeron a Ismael: No nos mates; pues tenemos escondidos en el campo, depósitos de trigo, cebada, aceite y miel. Y él se contuvo y no los mató como a sus compañeros.
9 Y la cisterna donde Ismael había echado todos los cadáveres de los hombres que él había matado por causa de Gedalías, era la que el rey Asa había hecho por causa de Baasa, rey de Israel; Ismael, hijo de Netanías, la llenó de muertos.
10 Después Ismael tomó cautivo a todo el resto del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que había quedado en Mizpa, a los cuales Nabuzaradán, capitán de la guardia, había puesto bajo el mando de Gedalías, hijo de Ahicam. Los tomó, pues, cautivos Ismael, hijo de Netanías, y fue a pasarse a los hijos de Amón.
11 Y oyó Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de las tropas que estaban con él de todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Netanías.
12 Entonces tomaron a todos sus hombres y fueron a pelear contra Ismael, hijo de Netanías, y lo encontraron junto al gran estanque que está en Gabaón.
13 Y sucedió que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán, hijo de Carea, y a los capitanes de las tropas que estaban con él, se alegraron.
14 Y todo el pueblo al que Ismael llevaba cautivo a Mizpa dio la vuelta y regresó y se fue con Johanán, hijo de Carea.
15 Pero Ismael, hijo de Netanías, escapó de Johanán con ocho hombres y se fue con los hijos de Amón.
16 Entonces Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de las tropas que estaban con él tomaron de Mizpa a todo el resto del pueblo que él había recobrado de Ismael, hijo de Netanías, después que éste había matado a Gedalías, hijo de Ahicam, es decir, a los hombres de guerra, las mujeres, los niños y los eunucos, que había traído de Gabaón.
17 Y fueron y se quedaron en Gerut-quimam, que está junto a Belén, a fin de ir y entrar en Egipto,
18 a causa de los caldeos, porque les temían, ya que Ismael, hijo de Netanías, había matado a Gedalías, hijo de Ahicam, a quien el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra.
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