Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Samuel 2
1 Después de esto sucedió que David consultó al Señor, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y el Señor le dijo: Sube. Y David dijo: ¿Adónde subiré? Y El dijo: A Hebrón.
2 Entonces David subió allá, y también sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail, viuda de Nabal, el de Carmel.
3 Y trajo David a los hombres que estaban con él, cada uno con su familia; y habitaron en las ciudades de Hebrón.
4 Vinieron los hombres de Judá y ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá. Y avisaron a David, diciendo: Fueron los hombres de Jabes de Galaad los que sepultaron a Saúl.
5 Y David envió mensajeros a los hombres de Jabes de Galaad, a decirles: Benditos seáis del Señor, porque habéis mostrado esta bondad a Saúl vuestro señor, y lo habéis sepultado.
6 Ahora, que el Señor os muestre misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho.
7 Fortaleced, pues, vuestras manos, y sed valientes porque Saúl vuestro señor ha muerto, y la casa de Judá me ha ungido rey sobre ellos.
8 Pero Abner, hijo de Ner, comandante del ejército de Saúl, había tomado a Is-boset, hijo de Saúl, y lo llevó a Mahanaim.
9 Y le hizo rey sobre Galaad, sobre Gesuri, sobre Jezreel, sobre Efraín, sobre Benjamín y sobre todo Israel.
10 Is-boset, hijo de Saúl, tenía cuarenta años cuando comenzó a reinar sobre Israel, y reinó dos años. La casa de Judá, sin embargo, siguió a David.
11 El tiempo que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá fue siete años y seis meses.
12 Abner, hijo de Ner, salió de Mahanaim a Gabaón con los siervos de Is-boset, hijo de Saúl.
13 Y Joab, hijo de Sarvia, y los siervos de David salieron y los encontraron junto al estanque de Gabaón; y se sentaron, unos a un lado del estanque y los otros al otro lado.
14 Entonces Abner dijo a Joab: Que se levanten ahora los jóvenes y compitan delante de nosotros. Y Joab respondió: Que se levanten.
15 Se levantaron y pasaron en igual número, doce por Benjamín e Is-boset, hijo de Saúl, y doce de los siervos de David.
16 Y cada uno asió a su adversario por la cabeza, y metió su espada en el costado del adversario de manera que cayeron juntos. Por eso aquel lugar fue llamado Helcat-hazurim, el cual está en Gabaón.
17 Aquel día la batalla fue muy reñida, y Abner y los hombres de Israel fueron derrotados delante de los siervos de David.
18 Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Y Asael era tan ligero de pies como una gacela del campo.
19 Y persiguió Asael a Abner, y no se desvió ni a derecha ni a izquierda de ir tras Abner.
20 Y miró atrás Abner, y dijo: ¿Eres tú Asael? Y él respondió: Yo soy.
21 Abner le dijo: Desvíate a tu derecha o a tu izquierda, apodérate de uno de los jóvenes y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quería dejar de perseguirlo.
22 Volvió a decir Abner a Asael: Deja de perseguirme. ¿Por qué he de derribarte en tierra? ¿Cómo podría entonces levantar mi rostro ante tu hermano Joab?
23 Pero él rehusó apartarse; por tanto, Abner lo hirió en el estómago con el regatón de la lanza, y la lanza le salió por la espalda; allí cayó, y allí mismo murió. Y sucedió que todos los que venían al lugar donde Asael había caído y muerto, se detenían.
24 Joab y Abisai persiguieron a Abner, y cuando el sol se ponía, llegaron a la colina de Amma, que está frente a Gía junto al camino del desierto de Gabaón.
25 Los hijos de Benjamín se agruparon detrás de Abner formando una sola banda, y se detuvieron en la cumbre de una colina.
26 Abner llamó a Joab, y dijo: ¿Devorará la espada para siempre? ¿No sabes que el final será amargo? ¿Hasta cuándo esperarás para decirles que se vuelvan de perseguir a sus hermanos?
27 Respondió Joab: Vive Dios, que si no hubieras hablado, ciertamente el pueblo no se hubiera ido hasta la mañana después de perseguir cada cual a su hermano.
28 Entonces Joab tocó la trompeta y todo el pueblo se detuvo; no persiguieron más a Israel ni continuaron peleando más.
29 Abner y sus hombres marcharon toda aquella noche por el Arabá, cruzaron el Jordán, y caminando toda la mañana, llegaron a Mahanaim.
30 Joab volvió también de perseguir a Abner, y cuando reunió a todo el pueblo, faltaban de los siervos de David, diecinueve hombres, además de Asael.
31 Pero los siervos de David habían herido de Benjamín y de los hombres de Abner, a trescientos sesenta hombres, los cuales murieron.
32 Se llevaron a Asael y lo sepultaron en el sepulcro de su padre, que estaba en Belén. Joab y sus hombres caminaron toda la noche hasta que les amaneció en Hebrón.
1° Corintios 13
1 Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.
2 Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.
3 Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.
4 El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante;
5 no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido;
6 no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad;
7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 pero cuando venga lo perfecto, lo incompleto se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño.
12 Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido.
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Ezequiel 11
1 Entonces el Espíritu me levantó y me llevó a la puerta oriental de la casa del Señor que mira al oriente. Y he aquí, a la entrada de la puerta había veinticinco hombres, y entre ellos vi a Jaazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benaía, jefes del pueblo.
2 Y El me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan iniquidad y dan malos consejos en esta ciudad,
3 los cuales dicen: “¿No está cerca el tiempo de edificar casas? Esta ciudad es la olla y nosotros la carne.”
4 Por tanto, profetiza contra ellos, profetiza, hijo de hombre.
5 Entonces el Espíritu del Señor cayó sobre mí, y me dijo: Di: “Así dice el Señor: ‘Así habéis dicho, casa de Israel, yo conozco vuestros pensamientos.
6 ‘Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, habéis llenado sus calles de muertos.’
7 “Por tanto, así dice el Señor Dios: ‘Vuestros muertos, los que habéis dejado en medio de la ciudad, son la carne, y ella es la olla; pero yo os sacaré de ella.
8 ‘Habéis temido la espada, y espada traeré sobre vosotros’ —declara el Señor Dios.
9 ‘Y os sacaré de en medio de la ciudad, os entregaré en manos de extraños y traeré juicios contra vosotros.
10 ‘A espada caeréis; en los confines de Israel os juzgaré; y sabréis que yo soy el Señor.
11 ‘Esta ciudad no será olla para vosotros, ni vosotros seréis carne en medio de ella; hacia los confines de Israel os juzgaré.
12 ‘Y sabréis que yo soy el Señor; porque no habéis andado en mis estatutos ni habéis ejecutado mis ordenanzas, sino que habéis obrado conforme a las costumbres de las naciones que os rodean.’”
13 Y sucedió que mientras yo profetizaba, Pelatías, hijo de Benaía, murió. Entonces caí sobre mi rostro, y clamé a gran voz y dije: ¡Ah, Señor Dios! ¿Vas a acabar por completo con el remanente de Israel?
14 Entonces vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
15 Hijo de hombre, tus hermanos, tus parientes, los hombres en el destierro contigo y toda la casa de Israel, todos ellos, son aquellos a quienes los habitantes de Jerusalén han dicho: “Alejaos del Señor; a nosotros se nos ha dado esta tierra en posesión.”
16 Por tanto, di: “Así dice el Señor Dios: ‘Aunque yo los había echado lejos entre las naciones, y aunque yo los había dispersado por las tierras, sin embargo fui para ellos un santuario por poco tiempo en las tierras adonde habían ido.’”
17 Por tanto di: “Así dice el Señor Dios: ‘Yo os recogeré de entre los pueblos y os reuniré de las tierras entre las cuales habéis sido dispersados, y os daré la tierra de Israel.’”
18 Cuando lleguen allí, quitarán de ella todas sus cosas detestables y todas sus abominaciones.
19 Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
20 para que anden en mis estatutos, guarden mis ordenanzas y los cumplan. Entonces serán mi pueblo y yo seré su Dios.
21 Pero en cuanto a aquellos cuyo corazón va detrás de sus cosas detestables y abominaciones, haré recaer su conducta sobre su cabeza —declara el Señor Dios.
22 Entonces los querubines alzaron sus alas con las ruedas a su lado, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos.
23 La gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudad, y se detuvo sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
24 Y el Espíritu me levantó y me llevó a Caldea[k], a los desterrados, en visión por el Espíritu de Dios. Y se alejó de mí la visión que había visto.
25 Entonces hablé a los desterrados de todas las cosas que el Señor me había mostrado.
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