Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Reyes 11
1 Pero el rey Salomón, además de la hija de Faraón, amó a muchas mujeres extranjeras, moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas,
2 de las naciones acerca de las cuales el Señor había dicho a los hijos de Israel: No os uniréis a ellas, ni ellas se unirán a vosotros, porque ciertamente desviarán vuestro corazón tras sus dioses. Pero Salomón se apegó a ellas con amor.
3 Y tuvo setecientas mujeres que eran princesas y trescientas concubinas, y sus mujeres desviaron su corazón.
4 Pues sucedió que cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no estuvo dedicado por entero al Señor su Dios, como había estado el corazón de David su padre.
5 Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.
6 Salomón hizo lo malo a los ojos del Señor, y no siguió plenamente al Señor, como le había seguido su padre David.
7 Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.
8 Así hizo también para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
9 Y el Señor se enojó con Salomón porque su corazón se había apartado del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces,
10 y le había ordenado en cuanto a esto que no siguiera a otros dioses, pero él no guardó lo que el Señor le había ordenado.
11 Y el Señor dijo a Salomón: Porque has hecho esto, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que te he ordenado, ciertamente arrancaré el reino de ti, y lo daré a tu siervo.
12 Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a tu padre David, sino que lo arrancaré de la mano de tu hijo.
13 Tampoco arrancaré todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén la cual he escogido.
14 Entonces el Señor levantó un adversario a Salomón, Hadad edomita; éste era de linaje real en Edom.
15 Sucedió que cuando David estaba en Edom, y Joab, el comandante del ejército, subió a enterrar a los muertos y mató a todos los varones de Edom
16 (pues Joab y todo Israel permanecieron allí seis meses hasta que dieron muerte a todos los varones en Edom),
17 Hadad huyó a Egipto, él y algunos edomitas de los siervos de su padre con él, siendo Hadad aún un muchacho.
18 Salieron de Madián y fueron a Parán; tomaron consigo hombres de Parán y fueron a Egipto, a Faraón, rey de Egipto, que dio a Hadad una casa, le asignó alimentos y le dio tierra.
19 Y halló Hadad gran favor ante los ojos de Faraón, que le dio por mujer a la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tahpenes.
20 Y la hermana de Tahpenes le dio a luz a su hijo Genubat, a quien Tahpenes destetó en casa de Faraón; y Genubat permaneció en casa de Faraón entre los hijos de Faraón.
21 Pero cuando Hadad oyó en Egipto que David había dormido con sus padres, y que Joab, comandante del ejército, había muerto, Hadad dijo a Faraón: Despídeme para que vaya a mi tierra.
22 Entonces Faraón le dijo: ¿Qué te ha faltado junto a mí, que ahora procuras irte a tu tierra? Y él respondió: Nada; sin embargo, debes dejarme ir.
23 Dios también le levantó otro adversario a Salomón, a Rezón, hijo de Eliada, el cual había huido de su señor Hadad-ezer, rey de Soba;
24 y había reunido consigo hombres y se había hecho jefe de una banda de merodeadores, después que David mató a los de Soba; y fueron a Damasco y permanecieron allí, y reinaron en Damasco.
25 Fue adversario de Israel durante todos los días de Salomón, además de la maldad hecha por Hadad; y aborreció a Israel y reinó sobre Aram.
26 Y Jeroboam, hijo de Nabat, un efrateo de Sereda, cuya madre, una mujer viuda, se llamaba Zerúa, era siervo de Salomón y se rebeló contra el rey.
27 Y esta fue la causa por la cual se rebeló contra el rey: Salomón había edificado el Milo y cerrado la brecha de la ciudad de su padre David.
28 Este Jeroboam era guerrero valiente, y cuando Salomón vio que el joven era industrioso, lo puso al frente de todo el trabajo forzado de la casa de José.
29 Y sucedió en aquel tiempo que cuando Jeroboam salió de Jerusalén, el profeta Ahías silonita lo encontró en el camino. Ahías se había puesto un manto nuevo y los dos estaban solos en el campo.
30 Entonces Ahías tomó el manto nuevo que llevaba sobre sí, lo rasgó en doce pedazos,
31 y dijo a Jeroboam: Toma para ti diez pedazos; porque así dice el Señor, Dios de Israel: “He aquí, arrancaré el reino de la mano de Salomón y a ti te daré diez tribus
32 (pero él tendrá una tribu, por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, la ciudad que he escogido de entre todas las tribus de Israel),
33 porque me han abandonado, y han adorado a Astoret, diosa de los sidonios, a Quemos, dios de Moab, y a Milcom, dios de los hijos de Amón, y no han andado en mis caminos, para hacer lo recto delante de mis ojos y guardar mis estatutos y mis ordenanzas, como lo hizo su padre David.
34 “Sin embargo, no quitaré todo el reino de su mano, sino que lo haré príncipe todos los días de su vida, por amor a mi siervo David a quien escogí, el cual guardó mis mandamientos y mis estatutos;
35 pero quitaré el reino de mano de su hijo y te lo daré a ti, es decir, las diez tribus.
36 “Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga siempre una lámpara delante de mí en Jerusalén, la ciudad que yo he escogido para poner allí mi nombre.
37 “Y a ti te tomaré, y reinarás sobre todo lo que deseas, y serás rey sobre Israel.
38 “Y sucederá que si escuchas todo lo que te ordeno y andas en mis caminos, y haces lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, entonces estaré contigo y te edificaré una casa perdurable como la que edifiqué a David, y yo te entregaré Israel,
39 y afligiré la descendencia de David por esto, mas no para siempre.”
40 Salomón procuró dar muerte a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac, rey de Egipto, y estuvo allí hasta la muerte de Salomón.
41 Los demás hechos de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, ¿no están escritos en el libro de los hechos de Salomón?
42 El tiempo que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fue de cuarenta años.
43 Y durmió Salomón con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre David; y su hijo Roboam reinó en su lugar.
Filipenses 2
1 Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión,
2 haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito.
3 Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo,
4 no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.
5 Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús,
6 el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres.
8 Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre,
10 para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra,
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
12 Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor;
13 porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.
14 Haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones,
15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo,
16 sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano ni habré trabajado en vano.
17 Pero aunque yo sea derramado como libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me regocijo y comparto mi gozo con todos vosotros.
18 Y también vosotros, os ruego, regocijaos de la misma manera, y compartid vuestro gozo conmigo.
19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, a fin de que yo también sea alentado al saber de vuestra condición.
20 Pues a nadie más tengo del mismo sentir mío y que esté sinceramente interesado en vuestro bienestar.
21 Porque todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús.
22 Pero vosotros conocéis sus probados méritos, que sirvió conmigo en la propagación del evangelio como un hijo sirve a su padre.
23 Por tanto, a éste espero enviarlo inmediatamente tan pronto vea cómo van las cosas conmigo;
24 y confío en el Señor que también yo mismo iré pronto.
25 Pero creí necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de milicia, quien también es vuestro mensajero y servidor para mis necesidades;
26 porque él os añoraba a todos vosotros, y estaba angustiado porque habíais oído que se había enfermado.
27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no sólo de él, sino también de mí, para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza.
28 Así que lo he enviado con mayor solicitud, para que al verlo de nuevo, os regocijéis y yo esté más tranquilo en cuanto a vosotros.
29 Recibidlo, pues, en el Señor con todo gozo, y tened en alta estima a los que son como él;
30 porque estuvo al borde de la muerte por la obra de Cristo, arriesgando su vida para completar lo que faltaba en vuestro servicio hacia mí.
Ezequiel 41
1 Entonces me llevó a la nave y midió los pilares; seis codos de ancho por un lado y seis codos de ancho por el otro era la anchura de cada pilar.
2 Y la anchura de la entrada era de diez codos, y los lados de la entrada eran de cinco codos por un lado y cinco codos por el otro. Midió la longitud de la nave y tenía cuarenta codos, y la anchura, veinte codos.
3 Luego entró al interior y midió cada pilar de la entrada, y tenían dos codos, la entrada tenía seis codos de altura, y la anchura de la entrada, siete codos.
4 Midió su longitud y tenía veinte codos, y la anchura, veinte codos delante de la nave. Entonces él me dijo: Este es el lugar santísimo.
5 Después midió la anchura del muro del templo y tenía seis codos, y la anchura de las cámaras laterales, cuatro codos por todos los lados alrededor del templo.
6 Las cámaras laterales estaban superpuestas en tres pisos, treinta en cada piso; y las cámaras laterales se extendían hasta el muro que estaba en su lado interior, todo alrededor, para que fueran aseguradas sin que fueran aseguradas al muro del templo.
7 Las cámaras laterales alrededor del templo se ensanchaban en cada piso sucesivo. Debido a que la estructura alrededor del templo se ensanchaba por etapas por todos los lados del templo, la anchura del templo aumentaba según se subía. Así se podía subir del piso inferior al más alto por el piso intermedio.
8 También vi que el templo tenía todo alrededor una plataforma elevada; los cimientos de las cámaras laterales tenían de alto una caña entera de seis codos largos.
9 La anchura del muro exterior de las cámaras laterales era de cinco codos. Pero el espacio libre entre las cámaras laterales que pertenecían al templo
10 y las cámaras exteriores era de veinte codos de anchura por todos los lados alrededor del templo.
11 Y las entradas de las cámaras laterales que daban hacia el espacio libre consistían en una entrada hacia el norte y otra entrada hacia el sur; y la anchura del espacio libre era de cinco codos, todo alrededor.
12 El edificio que estaba enfrente de la zona separada, hacia el lado occidental, tenía setenta codos de ancho; y el muro del edificio tenía cinco codos de ancho, todo alrededor, y su longitud era de noventa codos.
13 Midió el templo y tenía cien codos de largo; la zona separada con el edificio y sus muros tenían también cien codos de largo.
14 La anchura del frente del templo y la de las zonas separadas a lo largo del lado oriental también sumaban cien codos.
15 Midió la longitud del edificio a lo largo del frente de la zona separada que había detrás de él, con una galería a cada lado, y era de cien codos; también midió la nave interior y los pórticos del atrio.
16 Los umbrales, las ventanas con celosías y las galerías alrededor de sus tres pisos, frente al umbral, estaban recubiertos de madera todo alrededor, desde el suelo hasta las ventanas (mas las ventanas estaban cubiertas con celosías),
17 sobre la entrada, hasta el santuario interior y el exterior, y alrededor de todo el muro, por dentro y por fuera, según sus medidas.
18 Y había esculpidos querubines y palmeras; una palmera entre querubín y querubín, y cada querubín tenía dos caras:
19 cara de hombre hacia la palmera por un lado y cara de leoncillo hacia la palmera por el otro lado; estaban esculpidos alrededor de todo el templo.
20 Desde el suelo hasta encima de la entrada había esculpidos querubines y palmeras, así como en la pared de la nave.
21 Los postes de la nave eran cuadrados, también los del frente del santuario; el aspecto de uno era como el aspecto del otro.
22 El altar era de madera de tres codos de alto, y su longitud de dos codos; sus esquinas, su base y sus lados eran de madera. Y él me dijo: Esta es la mesa que está delante del Señor.
23 La nave y el santuario tenían puertas dobles.
24 Las puertas tenían dos hojas, dos hojas giratorias; dos hojas una puerta y dos la otra.
25 También estaban esculpidos en ellas, en las puertas de la nave, querubines y palmeras como los esculpidos en las paredes; y había un portal de madera en la fachada del vestíbulo por el exterior.
26 Y había ventanas con celosías y palmeras a uno y otro lado, a los dos lados del vestíbulo; así eran las cámaras laterales del templo y los umbrales.
Acompañe la lectura del 280° día ingresando aquí.
[related-content]