Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Reyes 3
1 Joram, hijo de Acab, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria en el año dieciocho de Josafat, rey de Judá; y reinó doce años.
2 E hizo lo malo ante los ojos del Señor, aunque no como su padre y su madre, pues quitó el pilar sagrado de Baal que su padre había hecho.
3 Sin embargo, se aferró a los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, con los que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.
4 Y Mesa, rey de Moab, era criador de ovejas, y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y la lana de cien mil carneros.
5 Pero sucedió que cuando Acab murió, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel.
6 Y aquel mismo día el rey Joram salió de Samaria y alistó a todo Israel.
7 Entonces fue y envió palabra a Josafat, rey de Judá, diciendo: El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Irás conmigo a pelear contra Moab? Y él respondió: Subiré; yo soy como tú, mi pueblo como tu pueblo, mis caballos como tus caballos.
8 Y dijo: ¿Por qué camino subiremos? Y él respondió: Por el camino del desierto de Edom.
9 Fue el rey de Israel con el rey de Judá y el rey de Edom; y dando un rodeo anduvieron siete días de camino; y no había agua para el ejército ni para los animales que los seguían.
10 Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! Porque el Señor ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab.
11 Pero Josafat dijo: ¿No hay aquí un profeta del Señor para que consultemos al Señor por medio de él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió, y dijo: Aquí está Eliseo, hijo de Safat, el que vertía agua en las manos de Elías.
12 Y Josafat dijo: La palabra del Señor está con él. Y el rey de Israel y Josafat y el rey de Edom descendieron a él.
13 Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo que ver contigo? Ve a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le dijo: No, porque el Señor ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en mano de Moab.
14 Y Eliseo dijo: Vive el Señor de los ejércitos, ante quien estoy, que si no fuera por respeto a la presencia de Josafat, rey de Judá, no te miraría ni te vería.
15 Mas traedme ahora un tañedor. Y sucedió que mientras el tañedor tocaba, la mano del Señor vino sobre Eliseo.
16 Y él dijo: Así dice el Señor: “Haced en este valle muchas zanjas.”
17 Pues así dice el Señor: “No veréis viento, ni veréis lluvias; sin embargo ese valle se llenará de agua, y beberéis vosotros y vuestros ganados y vuestras bestias.”
18 Aun esto es poco ante los ojos del Señor; también entregará en vuestras manos a los moabitas.
19 Y destruiréis toda ciudad fortificada y toda ciudad principal, y talaréis todo árbol bueno, cegaréis todas las fuentes de agua y dañaréis con piedras todo terreno fértil.
20 Y aconteció que por la mañana, a la hora de ofrecer el sacrificio, he aquí, el agua vino por el camino de Edom, y la tierra se llenó de agua.
21 Y todos los moabitas oyeron que los reyes habían subido a pelear contra ellos. Y convocaron a todos, desde los que podían ceñir armadura para arriba, y se pusieron en la frontera.
22 Se levantaron muy de mañana, y cuando el sol brilló sobre el agua, los moabitas vieron el agua frente a ellos tan roja como la sangre.
23 Entonces dijeron: Esto es sangre; sin duda los reyes han peleado entre sí, y se han matado unos a otros. Ahora pues, ¡Moab, al despojo!
24 Pero cuando llegaron al campamento de Israel, los israelitas se levantaron e hirieron a los moabitas, y éstos huyeron delante de ellos; y los israelitas se adentraron en el país matando a los moabitas.
25 Destruyeron las ciudades, y cada uno arrojó su piedra en toda parcela de tierra buena, y las llenaron. Cegaron todas las fuentes de agua y talaron todos los árboles buenos, hasta dejar en Kir-hareset sólo sus piedras; no obstante, los honderos la rodearon y la destruyeron.
26 Al ver el rey de Moab que la batalla arreciaba contra él, tomó consigo setecientos hombres que sacaban espada, para abrir brecha hacia el rey de Edom, mas no pudieron.
27 Entonces tomó a su hijo primogénito que había de reinar en su lugar, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla. Y hubo gran ira contra los israelitas, quienes se apartaron de allí y regresaron a su tierra.
2° Tesalonicenses 3
1 Finalmente, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también con vosotros;
2 y para que seamos librados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe.
3 Pero fiel es el Señor quien os fortalecerá y protegerá del maligno.
4 Y tenemos confianza en el Señor respecto de vosotros, de que hacéis y haréis lo que ordenamos.
5 Que el Señor dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y hacia la perseverancia de Cristo.
6 Ahora bien, hermanos, os mandamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la doctrina que recibisteis de nosotros.
7 Pues vosotros mismos sabéis cómo debéis seguir nuestro ejemplo, porque no obramos de manera indisciplinada entre vosotros,
8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que con trabajo y fatiga trabajamos día y noche a fin de no ser carga a ninguno de vosotros;
9 no porque no tengamos derecho a ello, sino para ofrecernos como modelo a vosotros a fin de que sigáis nuestro ejemplo.
10 Porque aun cuando estábamos con vosotros os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
11 Porque oímos que algunos entre vosotros andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo.
12 A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando tranquilamente, coman su propio pan.
13 Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.
14 Y si alguno no obedece nuestra enseñanza en esta carta, señalad al tal y no os asociéis con él, para que se avergüence.
15 Sin embargo, no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a un hermano.
16 Y que el mismo Señor de paz siempre os conceda paz en todas las circunstancias. El Señor sea con todos vosotros.
17 Yo, Pablo, escribo este saludo con mi propia mano, y ésta es una señal distintiva en todas mis cartas; así escribo yo.
18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.
Daniel 7
1 En el año primero del rey Belsasar de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones en su mente, estando en su cama. Entonces escribió el sueño y relató el resumen de él.
2 Habló Daniel, y dijo: Miraba yo en mi visión nocturna, y he aquí, los cuatro vientos del cielo agitaban el gran mar;
3 y cuatro bestias enormes, diferentes unas de otras, subían del mar.
4 La primera era como un león y tenía alas de águila. Mientras yo miraba, sus alas le fueron arrancadas, fue levantada del suelo y puesta sobre dos pies, como un hombre, y le fue dado corazón de hombre.
5 Y he aquí, otra segunda bestia, semejante a un oso, estaba levantada de un costado, y en su boca, entre sus dientes, tenía tres costillas; y le dijeron así: “Levántate, y devora mucha carne.”
6 Después de esto seguí mirando, y he aquí, otra más, semejante a un leopardo que tenía sobre su dorso cuatro alas de ave; la bestia tenía cuatro cabezas, y le fue dado dominio.
7 Después de esto seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, una cuarta bestia, terrible, espantosa y en gran manera fuerte que tenía enormes dientes de hierro; devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies. Era diferente de todas las bestias que le antecedieron y tenía diez cuernos.
8 Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí, otro cuerno, uno pequeño, surgió entre ellos, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él; y he aquí, este cuerno tenía ojos como los ojos de un hombre, y una boca que hablaba con mucha arrogancia.
9 Seguí mirando hasta que se establecieron tronos, y el Anciano de Días se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura, su trono, llamas de fuego, y sus ruedas, fuego abrasador.
10 Un río de fuego corría, saliendo de delante de El. Miles de millares le servían, y miríadas de miríadas estaban en pie delante de El. El tribunal se sentó, y se abrieron los libros.
11 Entonces yo seguí mirando a causa del ruido de las palabras arrogantes que el cuerno decía; seguí mirando hasta que mataron a la bestia, destrozaron su cuerpo y lo echaron a las llamas del fuego.
12 A las demás bestias, se les quitó el dominio, pero les fue concedida una prolongación de la vida por un tiempo determinado.
13 Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante El.
14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
15 A mí, Daniel, se me angustió por dentro el espíritu, y las visiones de mi mente seguían turbándome.
16 Me acerqué a uno de los que estaban allí de pie y le pedí que me dijera la verdad acerca de todo esto. Y me respondió, dándome a conocer la interpretación de estas cosas:
17 “Estas bestias enormes, que son cuatro, son cuatro reyes que se levantarán de la tierra.
18 “Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos.”
19 Entonces quise saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era diferente de todas las demás, y en gran manera terrible, con sus dientes de hierro y sus garras de bronce, y que devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies,
20 y la verdad acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro cuerno que había surgido, delante del cual cayeron tres de ellos, es decir, el cuerno que tenía ojos y una boca que hablaba con mucha arrogancia, y cuya apariencia era mayor que la de sus compañeros.
21 Mientras yo miraba, este cuerno hacía guerra contra los santos y prevalecía sobre ellos,
22 hasta que vino el Anciano de Días y se hizo justicia a favor de los santos del Altísimo, y llegó el tiempo cuando los santos tomaron posesión del reino.
23 Dijo así: “La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, que será diferente de todos los otros reinos; devorará toda la tierra, la hollará y la desmenuzará.
24 “Y los diez cuernos de este reino son diez reyes que se levantarán, y otro se levantará después de ellos; él será diferente de los anteriores y subyugará a tres reyes.
25 “Y él proferirá palabras contra el Altísimo y afligirá a los santos del Altísimo, e intentará cambiar los tiempos y la ley; y le serán entregados en sus manos por un tiempo, por tiempos y por medio tiempo.
26 “Pero el tribunal se sentará para juzgar, y su dominio le será quitado, aniquilado y destruido para siempre.
27 “Y la soberanía, el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán.”
28 Hasta aquí la revelación. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron en gran manera y mi rostro palideció, pero guardé el asunto en mi corazón.
Acompañe la lectura del 294° día ingresando aquí.
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