Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Reyes 8
1 Y Eliseo habló a la mujer, a cuyo hijo él había devuelto la vida, diciendo: Levántate y vete, tú y tu casa, y reside donde puedas residir, porque el Señor ha llamado al hambre que vendrá sobre la tierra por siete años.
2 Entonces la mujer se levantó e hizo conforme a la palabra del hombre de Dios, y se fue ella con los de su casa y residió en la tierra de los filisteos siete años.
3 Y aconteció que al cabo de los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; y salió a implorar al rey por su casa y por su campo.
4 Y el rey estaba hablando con Giezi, criado del hombre de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las grandes cosas que ha hecho Eliseo.
5 Y sucedió que mientras él contaba al rey cómo había devuelto la vida a un muerto, he aquí, la mujer a cuyo hijo había devuelto la vida, imploró al rey por su casa y por su campo. Y Giezi dijo: Oh rey señor mío, ésta es la mujer y éste es su hijo, al que Eliseo devolvió la vida.
6 Cuando el rey preguntó a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le asignó un oficial, diciendo: Restáurale todo lo que era suyo y todo el fruto del campo desde el día que dejó el país hasta ahora.
7 Entonces Eliseo fue a Damasco. Y Ben-adad, rey de Aram, estaba enfermo, y le dieron aviso, diciendo: El hombre de Dios ha venido acá.
8 Y el rey dijo a Hazael: Toma un presente en tu mano y ve al encuentro del hombre de Dios y consulta al Señor por medio de él, diciendo: “¿Sanaré de esta enfermedad?”
9 Y Hazael fue a recibirlo, y tomó un presente en su mano de todo lo bueno de Damasco, la carga de cuarenta camellos; y vino y se puso delante de él y dijo: Tu hijo Ben-adad, rey de Aram, me ha enviado a ti, diciendo: “¿Sanaré de esta enfermedad?”
10 Entonces Eliseo le dijo: Ve y dile: “Ciertamente sanarás”; pero el Señor me ha mostrado que ciertamente morirá.
11 Y puso rígido su rostro y fijó sus ojos en él hasta que se sintió avergonzado, y el hombre de Dios lloró.
12 Y Hazael dijo: ¿Por qué llora mi señor? Entonces respondió: Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel: incendiarás sus fortalezas, matarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños y rasgarás el vientre a sus mujeres encinta.
13 Entonces Hazael dijo: Pero, ¿qué es tu siervo, sino un perro, para que haga tan enorme cosa? Y Eliseo respondió: El Señor me ha mostrado que tú serás rey de Aram.
14 Entonces él se alejó de Eliseo y regresó a su señor, quien le dijo: ¿Qué te dijo Eliseo? Y él respondió: Me dijo que ciertamente sanarás.
15 Pero al día siguiente Hazael tomó la manta, la empapó en agua y se la puso al rey sobre la cara, y murió. Y Hazael reinó en su lugar.
16 En el año quinto de Joram, hijo de Acab, rey de Israel, siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram, hijo de Josafat, rey de Judá.
17 Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén.
18 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, tal como había hecho la casa de Acab (porque la hija de Acab era su mujer); e hizo lo malo ante los ojos del Señor.
19 Sin embargo, el Señor no quiso destruir a Judá por amor a David su siervo, ya que le había prometido darle una lámpara por medio de sus hijos para siempre.
20 En sus días se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre ellos.
21 Entonces pasó Joram a Zair, y todos sus carros con él. Y aconteció que se levantó de noche y atacó a los edomitas que lo tenían cercado a él y a los capitanes de los carros, pero su ejército huyó a sus tiendas.
22 Y Edom se rebeló contra el dominio de Judá, hasta el día de hoy. Entonces Libna se rebeló en ese mismo tiempo.
23 Los demás hechos de Joram y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá?
24 Y durmió Joram con sus padres y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David; y su hijo Ocozías reinó en su lugar.
25 En el año doce de Joram, hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá.
26 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Y el nombre de su madre era Atalía, nieta de Omri, rey de Israel.
27 El también anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos del Señor, como había hecho la casa de Acab, porque era yerno de Acab.
28 Entonces fue con Joram, hijo de Acab, a la guerra contra Hazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad; y los arameos hirieron a Joram.
29 Y el rey Joram regresó a Jezreel para ser curado de las heridas que los arameos le habían hecho en Ramot, cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Entonces Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, descendió para visitar a Joram, hijo de Acab, en Jezreel porque estaba enfermo.
1° Timoteo 5
1 No reprendas con dureza al anciano, sino, más bien, exhórtalo como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos,
2 a las ancianas, como a madres; a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.
3 Honra a las viudas que en verdad son viudas;
4 pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a mostrar piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es agradable delante de Dios.
5 Pero la que en verdad es viuda y se ha quedado sola, tiene puesta su esperanza en Dios y continúa en súplicas y oraciones noche y día.
6 Mas la que se entrega a los placeres desenfrenados, aun viviendo, está muerta.
7 Ordena también estas cosas, para que sean irreprochables.
8 Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.
9 Que la viuda sea puesta en la lista sólo si no es menor de sesenta años, habiendo sido la esposa de un solo marido,
10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos, si ha mostrado hospitalidad a extraños, si ha lavado los pies de los santos, si ha ayudado a los afligidos y si se ha consagrado a toda buena obra.
11 Pero rehúsa poner en la lista a viudas más jóvenes, porque cuando sienten deseos sensuales, contrarios a Cristo, se quieren casar, 12 incurriendo así en condenación, por haber abandonado su promesa anterior.
13 Y además, aprenden a estar ociosas, yendo de casa en casa; y no sólo ociosas, sino también charlatanas y entremetidas, hablando de cosas que no son dignas.
14 Por tanto, quiero que las viudas más jóvenes se casen, que tengan hijos, que cuiden su casa y no den al adversario ocasión de reproche.
15 Pues algunas ya se han apartado para seguir a Satanás.
16 Si alguna creyente tiene viudas en la familia, que las mantenga, y que la iglesia no lleve la carga para que pueda ayudar a las que en verdad son viudas.
17 Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza.
18 Porque la Escritura dice: No pondras bozal al buey cuando trilla, y: El obrero es digno de su salario.
19 No admitas acusación contra un anciano, a menos de que haya dos o tres testigos.
20 A los que continúan en pecado, repréndelos en presencia de todos para que los demás tengan temor de pecar.
21 Te encargo solemnemente en la presencia de Dios y de Cristo Jesús y de sus ángeles escogidos, que conserves estos principios sin prejuicios, no haciendo nada con espíritu de parcialidad.
22 No impongas las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así la responsabilidad por los pecados de otros; guárdate libre de pecado.
23 Ya no bebas agua sola, sino usa un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.
24 Los pecados de algunos hombres son ya evidentes, yendo delante de ellos al juicio; mas a otros, sus pecados los siguen.
25 De la misma manera, las buenas obras son evidentes, y las que no lo son no se pueden ocultar.
Daniel 12
1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que vela sobre los hijos de tu pueblo. Será un tiempo de angustia cual nunca hubo desde que existen las naciones hasta entonces; y en ese tiempo tu pueblo será librado, todos los que se encuentren inscritos en el libro.
2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el desprecio eterno.
3 Los entendidos brillarán como el resplandor del firmamento, y los que guiaron a muchos a la justicia, como las estrellas, por siempre jamás.
4 Pero tú, Daniel, guarda en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y el conocimiento aumentará.
5 Entonces yo, Daniel, miré, y he aquí otros dos estaban de pie, uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río.
6 Y uno de ellos dijo al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: ¿Para cuándo será el fin de estas maravillas?
7 Y oí al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, que levantando su mano derecha y su mano izquierda al cielo, juró por aquel que vive para siempre, que será por un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo; y cuando se termine la destrucción del poder del pueblo santo, se cumplirán todas estas cosas.
8 Yo oí, pero no pude entender. Entonces dije: Señor mío, ¿cuál será el resultado de estas cosas?
9 Y él respondió: Anda, Daniel, porque estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.
10 Muchos serán purificados, emblanquecidos y refinados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos comprenderá, pero los entendidos comprenderán.
11 Y desde el tiempo en que el sacrificio perpetuo sea abolido y puesta la abominación de la desolación, habrá mil doscientos noventa días.
12 Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.
13 Mas tú, sigue hasta el fin; descansarás y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días.
Acompañe la lectura del 299° día ingresando aquí.
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