Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Reyes 19
1 Y sucedió que cuando oyó esto el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, se cubrió de cilicio y entró en la casa del Señor.
2 Envió entonces a Eliaquim, mayordomo de la casa real, con el escriba Sebna y los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías, hijo de Amoz.
3 Y ellos le dijeron: Así dice Ezequías: “Este día es día de angustia, de reprensión y de desprecio, pues hijos están para nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz.
4 “Tal vez el Señor tu Dios oirá todas las palabras del Rabsaces, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para injuriar al Dios vivo, y lo reprenderá por las palabras que el Señor tu Dios ha oído. Eleva, pues, una oración por el remanente que aún queda.”
5 Cuando llegaron los siervos del rey Ezequías ante Isaías,
6 éste les dijo: Así diréis a vuestro señor: “Así dice el Señor: ‘No temas por las palabras que has oído, con las que los criados del rey de Asiria me han blasfemado.
7 ‘He aquí, pondré en él un espíritu, oirá un rumor y se volverá a su tierra; y en su tierra lo haré caer a espada.’”
8 Entonces el Rabsaces volvió y halló al rey de Asiria peleando contra Libna, pues había oído que el rey había partido de Laquis.
9 Y les oyó decir acerca de Tirhaca, rey de Etiopía[d]: He aquí, ha salido a pelear contra ti. Entonces envió de nuevo mensajeros a Ezequías, diciendo:
10 Así diréis a Ezequías, rey de Judá: “No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: ‘Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.’
11 “He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todas las naciones, destruyéndolas por completo, ¿y serás tú librado?
12 “¿Acaso los libraron los dioses de las naciones que mis padres destruyeron, es decir, Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar?
13 “¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?”
14 Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó, y subió a la casa del Señor y la extendió delante del Señor.
15 Y oró Ezequías delante del Señor, y dijo: Oh Señor, Dios de Israel, que estás sobre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la tierra.
16 Inclina, oh Señor, tu oído y escucha; abre, oh Señor, tus ojos y mira; escucha las palabras que Senaquerib ha enviado para injuriar al Dios vivo.
17 En verdad, oh Señor, los reyes de Asiria han asolado las naciones y sus tierras,
18 y han echado sus dioses al fuego, porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y piedra; por eso los han destruido.
19 Y ahora, oh Señor, Dios nuestro, líbranos, te ruego, de su mano para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú, oh Señor, eres Dios.
20 Entonces Isaías, hijo de Amoz, envió a decir a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de Israel: “Lo que me has rogado acerca de Senaquerib, rey de Asiria, he escuchado.”
21 Esta es la palabra que el Señor ha hablado contra él: “Te ha despreciado y se ha burlado de ti la virgen hija de Sion; ha movido la cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén.
22 “¿A quién has injuriado y blasfemado? ¿Y contra quién has alzado la voz y levantado con altivez tus ojos? ¡Contra el Santo de Israel!
23 “Por mano de tus mensajeros has injuriado al Señor, y has dicho: ‘Con mis numerosos carros subí a las cumbres de los montes, a las partes más remotas del Líbano; corté sus altos cedros y sus mejores cipreses, y entré en su morada más lejana, en su más frondoso bosque.
24 ‘Yo cavé pozos y bebí aguas extranjeras, y sequé con la planta de mi pie todos los ríos de Egipto.’
25 “¿No has oído? Hace mucho tiempo que lo hice, desde la antigüedad lo había planeado. Ahora lo he realizado, para que conviertas las ciudades fortificadas en montones de ruinas.
26 “Sus habitantes, faltos de fuerzas, fueron desalentados y humillados; vinieron a ser como la vegetación del campo y como la hierba verde, como la hierba en los techos que se quema antes de que haya crecido.
27 “Pero conozco tu sentarte, tu salir y tu entrar, y tu furor contra mí.
28 “Porque te has airado contra mí, y porque tu arrogancia ha subido hasta mis oídos, pondré, pues, mi garfio en tu nariz y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.
29 “Esto te será por señal: Este año comeréis lo que crezca espontáneamente; el segundo año lo que nazca de por sí, y en el tercer año sembrad, segad, plantad viñas y comed su fruto.
30 “Y el remanente de la casa de Judá que se salve, echará de nuevo raíces por debajo y dará fruto por arriba.
31 “Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte Sion sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos hará esto.
32 “Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: ‘El no entrará en esta ciudad, ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo, ni levantará terraplén contra ella.
33 ‘Por el camino que vino, por él se volverá, y no entrará en esta ciudad’ —declara el Señor.
34 “Porque defenderé esta ciudad para salvarla por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.”
35 Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; cuando los demás se levantaron por la mañana, he aquí, todos eran cadáveres.
36 Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó a su tierra, y habitó en Nínive.
37 Y sucedió que mientras él adoraba en la casa de su dios Nisroc, Adramelec y Sarezer lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esar-hadón reinó en su lugar.
Hebreos 1
1 Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas,
2 en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo.
3 El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
4 siendo mucho mejor que los ángeles, por cuanto ha heredado un nombre más excelente que ellos.
5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Hijo mio eres tu, yo te he engendrado hoy; y otra vez: Yo sere Padre para El, y El sera Hijo para mi?
6 Y de nuevo, cuando trae al Primogénito al mundo, dice: Y adorenle todos los angeles de Dios.
7 Y de los ángeles dice: El que hace a sus angeles, espiritus, y a sus ministros, llama de fuego.
8 Pero del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos, y cetro de equidad es el cetro de tu[m] reino.
9 Has amado la justicia y aborrecido la iniquidad; por lo cual Dios, tu Dios, te ha ungido con oleo de alegria mas que a tus compañeros.
10 Y: Tu, Señor, en el principio pusiste los cimientos de la tierra, y los cielos son obra de tus manos;
11 Ellos pereceran, pero tu permaneces; y todos ellos como una vestidura se envejeceran,
12 y como un manto los enrollaras; como una vestidura seran mudados. Pero tu eres el mismo, y tus años no tendran fin.
13 Pero, ¿a cuál de los ángeles ha dicho jamás: Sientate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
14 ¿No son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir por causa de los que heredarán la salvación?
Oseas 12
1 Efraín se alimenta de viento, y persigue sin cesar al solano. Multiplica la mentira y la violencia; hacen además pacto con Asiria, y el aceite es llevado a Egipto.
2 El Señor tiene también contienda con Judá, y castigará a Jacob conforme a sus caminos; conforme a sus obras le pagará.
3 En el vientre tomó a su hermano por el calcañar, y en su madurez luchó con Dios.
4 Sí, luchó con el ángel y prevaleció, lloró y le pidió su ayuda; en Betel le encontró, y allí El habló con nosotros,
5 sí, el Señor, Dios de los ejércitos, el Señor es su nombre.
6 Y tú, vuelve a tu Dios, practica la misericordia y la justicia, y espera siempre en tu Dios.
7 A un mercader, en cuyas manos hay balanzas falsas, le gusta oprimir.
8 Y Efraín ha dicho: Ciertamente me he enriquecido, he adquirido riquezas para mí; en todos mis trabajos no hallarán en mí iniquidad alguna que sea pecado.
9 Pero yo he sido el Señor tu Dios desde la tierra de Egipto; de nuevo te haré habitar en tiendas, como en los días de la fiesta señalada.
10 También he hablado a los profetas y multipliqué las visiones; y por medio de los profetas hablé en parábolas.
11 ¿Hay iniquidad en Galaad? Ciertamente son indignos. En Gilgal sacrifican toros, sí, sus altares son como montones de piedra en los surcos del campo.
12 Mas Jacob huyó a la tierra de Aram, e Israel sirvió por una mujer, y por una mujer cuidó rebaños.
13 Por un profeta el Señor hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta fue guardado.
14 Efraín le ha irritado amargamente; por eso su Señor dejará sobre él su culpa de sangre, y le devolverá su oprobio.
Acompañe la lectura del 309° día ingresando aquí.
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