Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Crónicas 15
1 Y David hizo para sí casas en la ciudad de David, y preparó un lugar para el arca de Dios y levantó una tienda para ella.
2 Entonces David dijo: Nadie ha de llevar el arca de Dios sino los levitas; porque el Señor los escogió para llevar el arca de Dios y servirle para siempre.
3 Y congregó David a todo Israel en Jerusalén para subir el arca del Señor al lugar que había preparado para ella.
4 Y reunió David a los hijos de Aarón y a los levitas:
5 de los hijos de Coat: Uriel el jefe, y ciento veinte de sus parientes;
6 de los hijos de Merari: Asaías el jefe, y doscientos veinte de sus parientes;
7 de los hijos de Gersón: Joel el jefe, y ciento treinta de sus parientes;
8 de los hijos de Elizafán: Semaías el jefe, y doscientos de sus parientes;
9 de los hijos de Hebrón: Eliel el jefe, y ochenta de sus parientes;
10 de los hijos de Uziel: Aminadab el jefe, y ciento doce de sus parientes.
11 Entonces David hizo llamar a los sacerdotes Sadoc y Abiatar y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab,
12 y les dijo: Vosotros sois los jefes de las casas paternas de los levitas; santificaos, tanto vosotros como vuestros parientes, para que subáis el arca del Señor, Dios de Israel, al lugar que le he preparado.
13 Puesto que no la llevasteis la primera vez, el Señor nuestro Dios estalló en ira contra nosotros, ya que no le buscamos conforme a la ordenanza.
14 Se santificaron, pues, los sacerdotes y los levitas para subir el arca del Señor, Dios de Israel.
15 Y los hijos de los levitas llevaron el arca de Dios sobre sus hombros, con las barras puestas, como Moisés había ordenado conforme a la palabra del Señor.
16 Entonces David habló a los jefes de los levitas para que designaran a sus parientes los cantores, con instrumentos de música, arpas, liras y címbalos muy resonantes, alzando la voz con alegría.
17 Y los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel; y de sus parientes, a Asaf, hijo de Berequías; y de los hijos de Merari, sus parientes, a Etán, hijo de Cusaías,
18 y con ellos en segundo lugar a sus parientes: Zacarías, Ben, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel, los porteros.
19 Los cantores Hemán, Asaf y Etán fueron designados para hacer resonar címbalos de bronce;
20 y Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaía, con arpas templadas para alamot;
21 y Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías, para dirigir con liras templadas para el seminit.
22 Y Quenanías, jefe de los levitas, estaba a cargo del canto; él dirigía el canto, porque era hábil.
23 Y Berequías y Elcana eran porteros del arca.
24 Y Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, los sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obed-edom y Jehías también eran porteros del arca.
25 Fue, pues, David con los ancianos de Israel y los capitanes sobre miles a traer con alegría el arca del pacto del Señor desde la casa de Obed-edom.
26 Y sucedió que como Dios ayudaba a los levitas que llevaban el arca del pacto del Señor, ellos sacrificaron siete novillos y siete carneros.
27 David iba vestido de un manto de lino fino, también todos los levitas que llevaban el arca, asimismo los cantores y Quenanías, director de canto entre los cantores. David además llevaba encima un efod de lino.
28 Así todo Israel iba subiendo el arca del pacto del Señor con aclamaciones, con sonido de bocina, con trompetas, con címbalos muy resonantes, con arpas y liras.
29 Y sucedió que cuando el arca del pacto del Señor entró en la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, miró por la ventana, y vio al rey David saltando y regocijándose; y lo despreció en su corazón.
Santiago 2
1 Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo.
2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia,
3 y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado;
4 ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis venido a ser jueces con malos pensamientos?
5 Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que le aman?
6 Pero vosotros habéis menospreciado al pobre. ¿No son los ricos los que os oprimen y personalmente os arrastran a los tribunales?
7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual habéis sido llamados?
8 Si en verdad cumplís la ley real conforme a la Escritura: Amaras a tu projimo como a ti mismo, bien hacéis.
9 Pero si mostráis favoritismo, cometéis pecado y sois hallados culpables por la ley como transgresores.
10 Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos.
11 Pues el que dijo: No cometas adulterio, también dijo: No mates. Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de la ley.
12 Así hablad y así proceded, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad.
13 Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia; la misericordia triunfa sobre el juicio.
14 ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo?
15 Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario,
16 y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve?
17 Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta.
18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
19 Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan.
20 Pero, ¿estás dispuesto a admitir, oh hombre vano, que la fe sin obras es estéril?
21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre cuando ofreció a Isaac su hijo sobre el altar?
22 Ya ves que la fe actuaba juntamente con sus obras, y como resultado de las obras, la fe fue perfeccionada;
23 y se cumplió la Escritura que dice: Y Abraham creyo a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
24 Vosotros veis que el hombre es justificado por las obras y no sólo por la fe.
25 Y de la misma manera, ¿no fue la ramera Rahab también justificada por las obras cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
26 Porque así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin las obras está muerta.
Amós 9
1 Vi al Señor de pie junto al altar, y me dijo: Golpea los capiteles y que se estremezcan los umbrales, y rómpelos sobre la cabeza de todos. Entonces mataré a espada al resto de ellos; no habrá entre ellos fugitivo que huya, ni refugiado de ellos que escape.
2 Aunque caven hasta el Seol, de allí los tomará mi mano; y aunque suban al cielo, de allí los haré bajar.
3 Aunque se escondan en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; aunque se oculten de mis ojos en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda.
4 Aunque vayan al cautiverio delante de sus enemigos, allí ordenaré a la espada que los mate, y pondré sobre ellos mis ojos para mal y no para bien.
5 El Señor, Dios de los ejércitos: el que toca la tierra, y ésta se derrite, y se lamentan todos los que en ella habitan, sube toda ella como el Nilo y mengua como el Nilo de Egipto;
6 el que edifica en los cielos sus altos aposentos, y sobre la tierra ha establecido su bóveda; el que llama a las aguas del mar y las derrama sobre la faz de la tierra: el Señor es su nombre.
7 ¿No sois vosotros para mí como hijos de Etiopía, oh hijos de Israel? —declara el Señor. ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto y a los filisteos de Caftor y a los arameos de Kir?
8 He aquí, los ojos del Señor Dios están sobre el reino pecador, y yo lo destruiré de sobre la faz de la tierra; sin embargo, no destruiré totalmente a la casa de Jacob —declara el Señor.
9 Porque he aquí, yo daré un mandato, y zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones, como se zarandea el grano en la criba, sin que caiga ni un grano en tierra.
10 A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: “No nos alcanzará ni se nos acercará la desgracia.”
11 En aquel día levantaré el tabernáculo caído de David, repararé sus brechas, levantaré sus ruinas, y lo reedificaré como en tiempo pasado,
12 para que tomen posesión del remanente de Edom y de todas las naciones donde se invoca mi nombre—declara el Señor, que hace esto.
13 He aquí, vienen días —declara el Señor—cuando el arador alcanzará al segador, y el que pisa la uva al que siembra la semilla; cuando destilarán vino dulce los montes, y todas las colinas se derretirán.
14 Restauraré el bienestar de mi pueblo Israel, y ellos reedificarán las ciudades asoladas y habitarán en ellas; también plantarán viñas y beberán su vino, y cultivarán huertos y comerán sus frutos.
15 Los plantaré en su tierra, y no serán arrancados jamás de la tierra que les he dado —dice el Señor tu Dios.
Acompañe la lectura del 323° día ingresando aquí.
[related-content]