Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Crónicas 19
1 Entonces Josafat, rey de Judá, regresó en paz a su casa en Jerusalén.
2 Y salió a su encuentro el vidente Jehú, hijo de Hananí, y dijo al rey Josafat: ¿Vas a ayudar al impío y amar a los que odian al Señor, y con esto traer sobre ti la ira del Señor?
3 Sin embargo, se han hallado en ti cosas buenas, porque has quitado las Aseras de la tierra y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.
4 Y habitó Josafat en Jerusalén, y volvió a salir por entre el pueblo, desde Beerseba hasta la región montañosa de Efraín, y los hizo volver al Señor, Dios de sus padres.
5 Puso jueces en el país en todas las ciudades fortificadas de Judá, ciudad por ciudad,
6 y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis, pues no juzgáis en lugar de los hombres, sino en lugar del Señor que está con vosotros cuando hacéis justicia.
7 Ahora pues, que el temor del Señor esté sobre vosotros; tened cuidado en lo que hacéis, porque con el Señor nuestro Dios no hay injusticia ni acepción de personas ni soborno.
8 También en Jerusalén Josafat puso algunos de los levitas y de los sacerdotes y algunos de los jefes de las familias de Israel, para el juicio del Señor y para juzgar querellas entre los habitantes de Jerusalén.
9 Y les dio órdenes, diciendo: Así haréis en el temor del Señor, con fidelidad y de todo corazón.
10 Cuando llegue a vosotros cualquier querella de vuestros hermanos que habitan en sus ciudades, entre sangre y sangre, entre ley y mandamiento, estatutos y ordenanzas, vosotros los amonestaréis para que no sean culpables delante del Señor, y la ira no venga sobre vosotros ni sobre vuestros hermanos. Así haréis y no seréis culpables.
11 Y he aquí, Amarías, el sumo sacerdote, presidirá sobre vosotros en todos los asuntos del Señor, y Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la casa de Judá, en todos los asuntos del rey. También los levitas serán oficiales delante de vosotros. Sed valientes y obrad, y sea el Señor con el bueno.
2° Crónicas 20
1 Y aconteció después de esto, que los hijos de Moab y los hijos de Amón, y con ellos algunos de los meunitas, vinieron a pelear contra Josafat.
2 Entonces vinieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Viene contra ti una gran multitud de más allá del mar, de Aram y, he aquí, están en Hazezon-tamar, es decir, En-gadi.
3 Y Josafat tuvo miedo y se dispuso a buscar al Señor, y proclamó ayuno en todo Judá.
4 Y se reunió Judá para buscar ayuda del Señor; aun de todas las ciudades de Judá vinieron para buscar al Señor.
5 Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa del Señor, delante del atrio nuevo,
6 y dijo: Oh Señor, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas tú sobre todos los reinos de las naciones? En tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte. 7 ¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste para siempre a la descendencia de tu amigo Abraham?
8 Y han habitado en ella, y allí te han edificado un santuario a tu nombre, diciendo:
9 “Si viene mal sobre nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y clamaremos a ti en nuestra angustia, y tú oirás y nos salvarás.”
10 Y ahora, he aquí, los hijos de Amón y de Moab y del monte Seir, a quienes no permitiste que Israel invadiera cuando salió de la tierra de Egipto (por lo cual se apartaron de ellos y no los destruyeron),
11 mira cómo nos pagan, viniendo a echarnos de tu posesión, la que nos diste en heredad.
12 Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti.
13 Y todo Judá estaba de pie delante del Señor, con sus niños, sus mujeres y sus hijos.
14 Entonces el Espíritu del Señor vino en medio de la asamblea sobre Jahaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf,
15 y dijo: Prestad atención, todo Judá, habitantes de Jerusalén y tú, rey Josafat: así os dice el Señor: “No temáis, ni os acobardéis delante de esta gran multitud, porque la batalla no es vuestra, sino de Dios.
16 “Descended mañana contra ellos. He aquí ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis en el extremo del valle, frente al desierto de Jeruel.
17 “No necesitáis pelear en esta batalla; apostaos y estad quietos, y ved la salvación del Señor con vosotros, oh Judá y Jerusalén.” No temáis ni os acobardéis; salid mañana al encuentro de ellos porque el Señor está con vosotros.
18 Y Josafat se inclinó rostro en tierra, y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron delante del Señor, adorando al Señor.
19 Y se levantaron los levitas, de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar al Señor, Dios de Israel, en voz muy alta.
20 Se levantaron muy de mañana y salieron al desierto de Tecoa; y cuando salían, Josafat se puso en pie y dijo: Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén, confiad en el Señor vuestro Dios, y estaréis seguros. Confiad en sus profetas y triunfaréis.
21 Y habiendo consultado con el pueblo, designó a algunos que cantaran al Señor y a algunos que le alabaran en vestiduras santas, conforme salían delante del ejército y que dijeran: Dad gracias al Señor, porque para siempre es su misericordia.
22 Y cuando comenzaron a entonar cánticos y alabanzas, el Señor puso emboscadas contra los hijos de Amón, de Moab y del monte Seir, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados.
23 Porque los hijos de Amón y de Moab se levantaron contra los habitantes del monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, cada uno ayudó a destruir a su compañero.
24 Cuando Judá llegó a la atalaya del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí, sólo había cadáveres tendidos por tierra, ninguno había escapado.
25 Al llegar Josafat y su pueblo para recoger el botín, hallaron mucho entre ellos, incluyendo mercaderías, vestidos y objetos preciosos que tomaron para sí, más de lo que podían llevar. Y estuvieron tres días recogiendo el botín, pues había mucho.
26 Al cuarto día se reunieron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron al Señor. Por tanto llamaron aquel lugar el Valle de Beraca hasta hoy.
27 Y todos los hombres de Judá y de Jerusalén regresaron, con Josafat al frente de ellos, regresando a Jerusalén con alegría, porque el Señor les había hecho regocijarse sobre sus enemigos.
28 Entraron en Jerusalén, en la casa del Señor, con arpas, liras y trompetas.
29 Y vino el terror de Dios sobre todos los reinos de aquellas tierras cuando oyeron que el Señor había peleado contra los enemigos de Israel.
30 El reino de Josafat estuvo en paz, porque su Dios le dio tranquilidad por todas partes.
31 Y reinó Josafat sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. Y el nombre de su madre era Azuba, hija de Silhi.
32 Y anduvo en el camino de su padre Asa, y no se apartó de él, haciendo lo recto ante los ojos del Señor.
33 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo no había vuelto aún su corazón al Dios de sus padres.
34 Los demás hechos de Josafat, los primeros y los postreros, he aquí, están escritos en los anales de Jehú, hijo de Hananí, que están mencionados en el libro de los reyes de Israel.
35 Después de esto Josafat, rey de Judá, se alió con Ocozías, rey de Israel. Al hacer esto obró impíamente.
36 Y se alió con él para hacer naves que fueran a Tarsis, y construyeron las naves en Ezión-geber.
37 Entonces Eliezer, hijo de Dodava de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo: Por cuanto te has aliado con Ocozías, el Señor ha destruido tus obras. Y las naves fueron destruidas y no pudieron ir a Tarsis.
Apocalipsis 8
1 Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora.
2 Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, y se les dieron siete trompetas.
3 Otro ángel vino y se paró ante el altar con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
4 Y de la mano del ángel subió ante Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.
5 Y el ángel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar y lo arrojó a la tierra, y hubo truenos, ruidos, relámpagos y un terremoto.
6 Entonces los siete ángeles que tenían las siete trompetas se prepararon para tocarlas.
7 El primero tocó la trompeta, y vino granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron arrojados a la tierra; y se quemó la tercera parte de la tierra, se quemó la tercera parte de los árboles y se quemó toda la hierba verde.
8 El segundo ángel tocó la trompeta, y algo como una gran montaña ardiendo en llamas fue arrojado al mar, y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.
9 Y murió la tercera parte de los seres que estaban en el mar y que tenían vida; y la tercera parte de los barcos fue destruida.
10 El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales de las aguas.
11 Y el nombre de la estrella es Ajenjo; y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y muchos hombres murieron por causa de las aguas, porque se habían vuelto amargas.
12 El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, para que la tercera parte de ellos se oscureciera y el día no resplandeciera en su tercera parte, y asimismo la noche.
13 Entonces miré, y oí volar a un águila en medio del cielo, que decía a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que habitan en la tierra, a causa de los toques de trompeta que faltan, que los otros tres ángeles están para tocar!
Zacarías 4
1 Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió, y me despertó como a un hombre que es despertado de su sueño.
2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He aquí, veo un candelabro todo de oro con su depósito en la parte superior, y sus siete lámparas encima de él con siete tubos para cada una de las lámparas que tiene encima;
3 y junto a él hay dos olivos, uno a la derecha del depósito y el otro a la izquierda.
4 Continué, y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto señor mío?
5 Respondió el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y respondí: No, señor mío.
6 Continuó él, y me dijo: Esta es la palabra del Señor a Zorobabel: “No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu” —dice el Señor de los ejércitos.
7 “¿Quién eres tú, oh gran monte? Ante Zorobabel, te convertirás en llanura; y él sacará la piedra clave entre aclamaciones de ‘¡Gracia, gracia a ella!’”
8 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
9 Las manos de Zorobabel han puesto los cimientos de esta casa, y sus manos la acabarán. Entonces sabréis que el Señor de los ejércitos me ha enviado a vosotros.
10 ¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces? Estos siete se alegrarán cuando vean la plomada en la mano de Zorobabel; estos son los ojos del Señor que recorren toda la tierra.
11 Entonces hablé, y le dije: ¿Qué son estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?
12 Hablé por segunda vez, y le dije: ¿Qué son las dos ramas de olivo que están junto a los dos tubos de oro, que vierten de sí el aceite dorado?
13 Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué son éstos? Y yo dije: No, señor mío.
14 Entonces él dijo: Estos son los dos ungidos que están de pie junto al Señor de toda la tierra.
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