Cuando alguien tiene un resentimiento o un rencor hacia otra persona que no lo sabe, debe perdonar secretamente, o confesarle el resentimiento. Depende de cada uno.
Si la persona que tiene el resentimiento tiene el deseo de confesarlo, no hay problema, que confiese; pero si no quiere hacerlo, puede perfectamente hacerlo en secreto. Pero una cosa es necesaria: no guardar, bajo ninguna circunstancia, ningún tipo de resentimiento en contra de otra persona.
Realmente, hay rencores que necesitan confesarse, porque quien confiesa lo que viene sintiendo, no solo aclara el porqué del resentimiento, sino que también quita de su interior la semilla del mal, quedando, automáticamente, limpio por dentro.
*Pregunta y respuesta extraídas del libro “El Perdón”, del obispo Edir Macedo.
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