Un buen líder puede definir el futuro de una empresa. No es casualidad que todas las grandes compañías estén encabezadas por personas que destacan entre la multitud por su talento, su conocimiento y capacidad de congregar esfuerzos.
Hace algunos años atrás Steve Jobs, fue elegido por la publicación financiera MarketWatch como el “Director Ejecutivo de la Década”.
Gracias a su labor como presidente, la empresa logró crecer como nunca antes con productos como iPod, iPad y iPhone, todos éxitos de venta alrededor del mundo.
También los CEO’s de Google, Sergey Brin, Larry Page y Eric Schmidt, han destacado tanto como Jobs gracias a su política jovial hacia los trabajadores.
Además de ser una de las compañías mejor pagadas en el mundo, cuentan con un clima laboral envidiable: videojuegos, salones de relajación, equipos de última generación, áreas verdes y tiempo para crear sus propios proyectos son algunas de sus principales características.
Como ellos hay otros ejemplos. Todos hombres capaces de tomar el control de estas compañías.
Sensibilidad, punto clave
A pesar de que las capacidades organizativas de un líder son imprescindibles, su éxito no dependerá exclusivamente de su resolución a la hora de tomar decisiones acertadas o delegar. Implica muchas otras cosas relacionadas con las emociones.
Anteriormente, las explicaciones del éxito se apoyaban sólo en el concepto de inteligencia, entendiéndose ésta como aquel conjunto de habilidades intelectuales que permiten al individuo conocer la realidad y resolver problemas.
Antes Bill Gates y hoy Steve Ballmer en Microsoft, Samuel Palmisano en IBM, Paul S. Otellini en Intel y Randall Stephenson en AT&T, han sido hombres que destacan también por su sensibilidad y su capacidad de percatarse sobre lo que sucede a su alrededor, con sus trabajadores.
Es que hoy, ante el hecho de que el consiente intelectual no es necesariamente un indicador de éxito profesional, se comienza a buscar respuestas en el mundo de las emociones.
Y no es un punto menor. Por lo general, se acepta que el manejo de las emociones es el resultado de las experiencias individuales, lo que implica el “ensayo y error” que a veces conlleva a un enorme desgaste personal.
Es por eso que resulta importante que el individuo desarrolle habilidades que le permitan entender e identificar sus emociones y las de los demás, a fin de lograr una mayor estabilidad emocional por el bien de la empresa.