Así como en una casa cada parte de las habitaciones y de los muebles necesitan orden, nuestra mente también.
¿Cuántos «cajones» hay en nuestra mente y están llenos de pensamientos inútiles?
Tal vez no lo parece, pero esos pensamientos crean sentimientos e interfieren en nuestras decisiones.
Incluso nuestro subconsciente, que almacena lo que escuchamos, vemos y leemos, en algún momento, nos influenciará a tomar decisiones que probablemente no tomaríamos si no tuviéramos un propósito.
Por eso, ordene su casa, es decir, su mente.
Deje entrar oxígeno puro a su interior, priorice los pensamientos de Dios.
«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.» Filipenses 4:8
Libere espacio, elimine lo que fue útil en el pasado, pero hoy ya no le sirve más en la nueva etapa de su vida.
Obispo Júlio Freitas