Imagínese en su día de descanso del trabajo. Mejor aún: en un día de celebración, ya que es su cumpleaños. Pero usted se enfrenta a una situación trágica en la calle. En un momento urgente, ¿qué haría? ¿ignoraría la situación o se detendría a ayudar?
En Brístol, al suroeste de Inglaterra, la joven enfermera Abigail Bamber, de 26 años, no dudó al ver a un hombre, de 41 años, tambaleándose y perdiendo mucha sangre. Ella estaba en un auto en movimiento y le pidió a la amiga, que conducía, que se detuviera. Descendió corriendo en dirección al desconocido, que ahora ya se encontraba caído en el piso y sin respiración.
Ella rápidamente aplicó los primeros auxilios y, 5 minutos después, cuando los paramédicos llegaron, el hombre – que había sufrido un ataque con un cuchillo en la calle- ya estaba respirando nuevamente y la sangre bombeando. Abigail lo había reanimado.
La joven dijo que, en aquel momento, entró en “modo enfermera”, pues su función no es solo una profesión, sino una vocación. Y así ella salvó la vida de un desconocido en la calle.
“Modo cristiano”
En el 2012, el obispo Sergio Corrêa y Marcello Brayner se vistieron de mendigos y se quedaron adelante de una Universal, antes del inicio de una reunión. Miles de personas pasaron frente a ellos, pero solo siete se detuvieron para tomar una actitud. Una señora los invitó a entrar a la reunión y oír la Palabra. Un señor oró por ellos. Una tercera persona los tocó y les predicó una fuerte Palabra de Dios a ambos.
Fueron esas personas que se destacaron en aquel momento de urgencia como es el de una persona en situación de calle.
Así como la joven que estaba en “modo enfermera” al dar los primeros auxilios a un desconocido en la calle, esas personas en frente de la iglesia estaban en “modo cristiano”, listas y seguras para ayudar al prójimo, sin importarle la apariencia o la situación. Lo que importaba allí era intervenir por un alma afligida y desesperada, que necesitaba ayuda. Muchos de los que están sirviendo a Dios hoy, un día fueron rescatados por alguien que decidió extenderle la mano.
Entonces, reflexione: ¿Qué está haciendo con lo que Dios le dio? ¿Usted está usando la Palabra de Dios con sabiduría?
En su blog, el obispo Edir Macedo dice que sabio es el que gana almas: “Ningún ser humano logra hacer lo que nosotros hacemos: permitir ser usados por Dios para sacar una alma de las garras sucias del diablo. Para Dios, esos son los verdaderos sabios, los ganadores de almas, que dejan todo, renuncian a su propia vida por la vida de las otras personas que no hacen parte de su entorno familiar y ni siquiera la conocen. Yo soy un privilegiado por se considerado basura de este mundo, sin embargo, para mi Dios, un “sabio””.
No sirve solamente conocer la teoría, lo que realmente sirve es practicar aquello que aprendió. ¿Qué está haciendo al respecto? ¿Trata de ganar almas en su familia y fuera de ella, o deja que los otros lo hagan?
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