La mayoría de los considerados cristianos fue llamada, pero, lamentablemente no escogida.
Recibió informaciones bíblicas, pero no tuvo la revelación del Altísimo.
Como ejemplo de eso existe el caso de Pedro. Al declarar que Jesús era el Mesías, el Señor le dijo:
“Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos.” Mateo 16:17
El Señor no deja duda sobre la diferencia entre lo informado por la carne y sangre y lo revelado por el Espíritu de Dios.
Vale recordar que en otra ocasión el Señor dijo:
“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es.” Juan 3:6
Es otra forma de hablar sobre la diferencia entre los formados por la carne y los formados por el Espíritu de Dios.
La carne se refiere a la naturaleza humana y a sus recursos disponibles. Por otro lado, el Espíritu se refiere a la naturaleza Divina.
Los no escogidos no poseen la imagen de Dios porque no fueron generados por el Espíritu Santo.
Debido a eso ellos han encontrado enorme dificultad en mantener la llama de la fe encendida.
Tienen la teoría de los oráculos de Dios, pero no consiguen materializarlos porque no tienen la naturaleza espiritual.
Por otro lado, los escogidos poseen la naturaleza espiritual. Por eso, cuanto más luchas enfrentan, más vigor y más calidad tendrá su fe.
Para ellos, cuanto más intensa es la persecución, más infames las injusticias, en fin, cuanto mayor es la tribulación mayor será su victoria aquí en la Tierra.
Como testimonio personal: cuanto mayor es la vergüenza y la humillación por la que pasamos a causa de nuestro Señor, mayor es nuestra gloria de parte de Él. Lucas 6:22-23
¡Pero todo cuidado es poco con los HERMALOS!