Nicolás: “Llegué a la Universal cuando era chico, me trajo mi mamá porque nací con problemas respiratorios. Estuve a punto de morir y mi curé. Pero, después fui creciendo, venía a la iglesia, como visitante porque me obligaban y luego hacía la mía.
Comencé con el vicio del cigarrillo a los 15 años. Me levantaba, tomaba algo y buscaba el cigarrillo. Estaba mal en lo sentimental, comenzaba una relación y luego se cortaba. Yo quería formar una familia, pero no podía. Comencé a salir a los boliches para pasar el rato, pero por las noches me agarraba angustia y lloraba sin que me viera nadie. Hasta que en una noche estaba en un boliche y me pregunté qué hacía ahí. Salí del lugar, fui a casa, me acosté y ahí entendí que necesitaba buscar a Dios.
Comencé a luchar por mi liberación en la Universal. Fueron dos años de lucha, pero hoy gracias a Dios estoy libre del cigarrillo, me casé y pude formar la familia que tanto quería”.
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