Pedro y Mercedes no sabían cómo salir adelante hasta que conocieron a Dios: “Era depresivo, porque desde chico me diagnosticaron problemas en mi corazón. Vi fallecer a mi hermana y a mi abuela y eso me generó más problemas.
Salía de noche, tenía peleas callejeras e iba a robar. Conocí la marihuana, la cocaína, después empecé a inyectarme y por mis problemas en el corazón, tenía convulsiones”. Comenta Pedro.
Mercedes recuerda los momentos más difíciles que vivieron juntos: “Teníamos una hija chica y él me mentía todo el tiempo. Cobraba, desaparecía y volvía sin plata.
Una vez estábamos peleando y él me amenazó con un cuchillo, al ver que me quedé helada, se empezó a cortar a él mismo. La peor situación fue cuando lo descubrí con un arma en la mano jugando a la ruleta rusa. Conocí la Universal, por una conocida y al principio él no quería venir, pero vio que cambié y empezó a participar. Hoy en día su enfermedad, los vicios, las peleas no existen más. Somos una familia feliz”, concluye.
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