A veces, la primera cosa en la que muchos piensan cuando se trata de la oración es: pedir. No es que esté mal pedirle algo a Dios. El error es solamente pedir.
“Orar también significa agradecer”, usted puede pensar. Sí. Pero también podemos caer en el mismo error: solamente agradecer.
No hay nada de malo en pedir ni en agradecer. Pero es necesario considerar que una oración tiene un significado y un efecto mucho más amplio que solamente eso. Esas dos cosas pueden y hasta deben estar en muchas oraciones, pero hay un momento en la vida en el que necesitamos ir más allá: recurrir a la oración que transforma.
Más fuerte, ¿no? Mucho más. Es como si tuviese en sus manos una súper computadora capaz de proyectar naves espaciales, controlar satélites, distribuir energía para todo un país, monitorear el funcionamiento de todo un hospital, pero usted solo la usa para mirar su perfil de Facebook o para jugar con los jueguitos.
La oración es un equipo espectacular, pero si es poco utilizado se convierte en un desperdicio.
Ella va más allá de “por favor” y “muchas gracias”. Entre uno y otro, hay una distancia. Ningún viaje importante está formado solamente por el punto de origen y el destino, sino todo el camino. Y es en él que una buena parte del viaje se lleva a cabo.
La oración de verdad puede transformar su vida, alterar una situación que necesite un cambio. Pero esto solo ocurre si el transformado en cuestión es uno mismo.
¿Dónde comienza?
Cuando usted entra en oración verdaderamente delante de Dios, está abriendo las puertas para que entre Dios en su vida. La película Tierra de Sombras, de 1993, cuenta la historia de la relación entre el teólogo y profesor británico C.S. Lewis (interpretado por Anthony Hopkins) y la escritora norteamericana Joy Gresham.
Hay amor y dolor en esa unión. Eso despierta en Lewis un deseo muy fuerte de orar para pedirle ayuda a Joy. Él llega incluso a desesperarse y a confundirse en relación a su fe. Hasta el ilustre profesor ve la verdad, que está muy clara en una de las más importantes conversaciones: “Oro porque no lo puedo evitar: la necesidad fluye dentro de mí. No cambia a Dios, pero me trasforma a mí”.
Sí. El mismo hombre que escribió el libro Cristianismo Puro y Simple, valiosísimo en la formación de un buen cristiano, entendió que su vida solo se transformó cuando su oración dejó de ser un simple pedido y comenzó a ser acompañada por un posicionamiento delante de la fe.
El que cambió no fue Dios, sino Lewis cambió su modo de ver al Señor y de comportarse delante (y al lado) de Él para llegar a la paz deseada. No de la forma como él había pensado, sino de la forma que Dios planeaba para él y Joy.
La intimidad viene de la actitud
Rezar es una cosa, orar es otra. Mientras un rezo es una repetición, una oración es una conversación directa. Pero, para que conversemos en verdad con alguien, la otra persona debe notar que le prestamos atención y que oímos lo que ella tiene para decir. Ella nos oye también, con atención. Fue a partir de esa sintonía que Lewis percibió cambios en su relación con Dios y tuvo estructura para pasar por el momento más difícil de su vida. Hoy, podemos aprender mucho con lo que él entendió y que comparte con nosotros en sus libros.
Mucho antes de C.S. Lewis, la Biblia ya daba una pista bien clara de cómo alguien puede trasformar su vida por medio de la oración. “ Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual Mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren Mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces Yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos Mis ojos y atentos Mis oídos a la oración en este lugar” (Crónicas 7:13-15)
Este trecho bíblico que usted leyó es una especie de mini manual de la oración transformadora. Dios enseña que no es solo llamarlo por Su nombre, sino renunciar al pecado, ser humilde para reconocerlo como su Superior, entrar en sintonía con Él. Allí sí usted va a orar para que las cosas, las personas y las situaciones a su alrededor cambien. Y, además de eso, entenderá que el cambio deseado debe comenzar en usted. Es de adentro hacia afuera y no al revés, como muchos piensan.
Siguiendo este pequeño manual de 2 Crónicas, usted también verá cambios en cuanto a la salud, la economía, la familia e incluso la sociedad, pero no sin antes ver la transformación espiritual en usted, alcanzando aquella sabiduría conquistada por C.S. Lewis.
Usted no solamente orará, sino que vivirá la oración. Habrá cura, prosperidad y liberación. Pero habrá, sobretodo, una persona que vive en intimidad y sintonía con Dios.
Comparta en las redes sociales.
[related_posts limit=”15″]