No hay problema con querer hacer felices a las personas que amamos. Sin embargo, muchas mujeres se preocupan más por lo que los otros piensan de ellas, que por ser mejores personas. Ellas se anulan, se miran y no se reconocen. De a poco van perdiendo la identidad y la chance de aprender de sus propios errores.
La psicóloga Rafaela Ribeiro de Paiva, explica que ese comportamiento puede tener origen en la infancia: “Si la crianza de esa mujer estuvo marcada de una forma muy autoritaria, ella tiende a ser sumisa cuando es adulta. Esa dependencia reforzada en la infancia se reflejará en las futuras relaciones. Si la persona responsable por la crianza no fortalece la independencia, elogiando sus acciones, creerá que todo lo que hace está mal”, alerta.
Existen muchas mujeres que buscan reafirmar cambiando frecuentemente su exterior, pero nunca están satisfechas con su imagen, en realidad, eso está relacionado con un problema emocional: “Es importante transformar esas actitudes en algo positivo, pues son una muestra de que existe el deseo de cambiar. Además de eso, es fundamental evaluar que la transformación no debe darse solo en el exterior, sino que debe comenzar en su interior”.
La escritora Nubia Siqueira trata la importancia del autoconocimiento para alcanzar el progreso personal y menciona el texto bíblico: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”, (Juan 8:32). Para ella, esa verdad es la palabra de Dios, capaz de iluminar el entendimiento humano y liberarnos de la prisión espiritual: “No hay como alcanzar la verdadera felicidad sin recorrer ese camino. Eso hará que se anticipe a sus debilidades y ayudará a hacer uso de sus puntos fuertes. De esa manera podrá corregir los defectos que no le permitían cambiar”, dice.
Fuente: Folha Universal