Sabe que es linda, entonces desfila por las calles de la villa de emergencia como si fuera su pasarela. En cada paso que da, su cadera llama más la atención. Los hombres se dan vuelta para verla y las mujeres que rebolean los ojos. No hay forma de que pase desapercibida.
Ceñida, dentro de ropa muy apretada que no sirve de mucho, exhibe sus curvas con orgullo. El cabello suelto al viento y le canta un reggaeton a todo el mundo – como si lo necesitara – qué perfecta es esa mujer. Sus tacos altos soportan cualquier tipo de pozo, su mini short de marca contrasta con la villa de emergencia y el maquillaje de su cara sólo se ve de cerca de su lado derecho – porque el izquierdo no es fotogénico – deslumbra. Hasta el televisor se apaga.
Supuesto ideal
Millones de personas ven diariamente a modelos de belleza moldeada. La actriz, cuya escena del desfile en la villa de emergencia hizo levantar la audiencia de la emisora, es solo una herramienta más en la máquina de crear patrones. Revistas, films, conciertos musicales, programas de televisión y toda suerte de publicidad acompañando novelas, con el fin de mostrar cómo debe ser lo que es bello.
Los patrones existen desde que el hombre existe. El problema es que, con el pasar del tiempo, la necesidad de “estar a la moda” salió del ámbito sugestivo y alcanzó imperativamente una forma detonante.
Hoy en día, millones de mujeres que se convierten en aquel personaje de la novela, quieren ser iguales a ella. Eso también sucede con el muchacho que no logra escribir tan bien como su poeta favorito, la muchacha que nunca alcanzará la gerencia por no ser tan bella e inteligente como es necesario y todos los demás casos donde el patrón de belleza e intelectual subestiman a personas comunes.
El problema es que músicos, mujercitas de película y top models no son reales. Son personajes dueños de una “perfección” que sus intérpretes no poseen. Al punto que, de vez en cuando, la actriz aparece sin ombligo en una foto manipulada, o un galán posee músculos abdominales desproporcionales, etc.
Y entre lo real y lo supuestamente ideal, muchas personas se pierden.
Parte del grupo
Buscamos formar parte de un grupo, desde que empezamos a tener conciencia. El primero, la familia, es el que menos esfuerzo exige. Enseguida le siguen la comunidad, la escuela, la iglesia y así continúa. En todos se necesita hacer una adaptación. Ser aceptado es la prioridad.
El psicólogo Abraham Maslow, que revolucionó al publicar la Jerarquía de Necesidades, señala la participación en grupos sociales como una de las más importantes necesidades en la pirámide de satisfacción personal.
En pocas palabras, las personas que se sienten parte de un grupo tienden a ser más felices.
La evolución humana, a su vez, apunta a que el hombre siempre busca formar parte del grupo más fuerte, aquel que posee más chances de perpetuar la especie.
Cuando el patrón a seguir se expone de una manera tan agresiva, las personas, aun inconscientemente, buscan adecuarse a aquel modelo. De esa forma tendrán más chances de ser aceptadas por el grupo, serán más felices y podrán perpetuar la especie. Es una carencia involuntaria.
Obviamente, cada persona nace y crece de una manera distinta. Después, las diferencias, son inevitables. No digo que sea imposible alcanzar la perfección, ya que el diccionario indica que “perfección es el nivel más alto dentro de una escala de valores”. Y los valores, sabemos, son relativos.
Pero es imposible alcanzar la perfección mostrada en los medios que, muchas veces, está creada en nuestros inconscientes traicioneros.
Y las personas que no forman parte de un grupo y no logran alcanzar el modelo que idealizaron, pueden sufrir problemas psicológicos graves.
Solo citando un caso reciente, la enfermera inglesa Jacintha Saldanha se suicidó después de caer en un engaño telefónico hecho desde una emisora radial y revelar el estado de salud (secreto) de Kate Middleton, esposa del príncipe William, de Inglaterra. Ella pensaba que nunca llegaría a ser igual a la familia real.
Igual ¿para qué?
“Entonces dijo Dios: «¡Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza!.” Génesis 1:26
¿Cuál es la persona más importante hasta hoy? ¿Cuál fue la más bondadosa o la que más enseñó? ¿Quién sirve de ejemplo eterno a los buenos?
Si Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, ¿por qué querer ser igual a cualquier mortal? Actrices, cantantes, jugadores de fútbol, patrones. Son todos humanos, con errores e imperfecciones sobre sus hombros.
Pero Dios es perfecto.
Entonces ¿no tendríamos que ser igual a Él?
Pablo dice en su epístola “¿Acaso ignoran que el cuerpo de ustedes es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes, y que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos?” 1 Corintios 6:19
¿Necesita pertenecer a un grupo? Pertenezca al grupo que entiende la fuerza y la belleza que existen en Dios. Encuentre a su compañero ideal y forme su familia. ¿Quiere parecerse a alguien? Busque parecerse a Aquel que realmente es importante.