Para finalizar nuestro estudio sobre los 3 niveles de personas en la iglesia, hoy hablaremos sobre los ANCIANOS.
Los ancianos poseen todas las cosas buenas, como:
- La pureza de un niño.
- La fuerza de un joven.
- La madurez de un adulto.
Ya nada en este mundo y en esta vida pasajera llaman su atención ni le atraen, él solo desea y espera ansiosamente el momento en el que será llevado a los cielos para encontrarse cara a cara con nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Delante de todo lo que poseen…
- Los niños son egoístas.
- Los jóvenes son materialistas.
- Los ancianos son agradecidos.
Cuando pasan por aflicciones y desiertos…
- Los niños blasfeman.
- Los jóvenes murmuran y se lamentan.
- Los ancianos alaban a Dios.
En sus acciones y reacciones, y en toda su conducta…
- Los niños no se preocupan.
- Los jóvenes no se esfuerzan.
- Los ancianos santifican a Dios.
“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. 1 Pedro 5:5
Delante de estas enseñanzas, evalúese a sí mismo y sopese sus actitudes y comportamientos.
En caso de percibir que aún forma parte del grupo de los niños, es momento de que madure y tome las decisiones correctas.
Si ya es un adulto en la fe, manténgase firme, vigilando, con sus ojos enfocados en el Señor Jesús, a fin de alcanzar la sabiduría; como un anciano, para poder enseñar y ayudar a los que son nuevos en la fe.
Recuerde que ser niño, adulto o anciano espiritualmente no está relacionado con la edad biológica de cada uno, sino con la dedicación y la madurez espiritual adquiridas en la caminata de la fe.
¿Le ha ayudado este blog? Cuénteme su experiencia en los comentarios.
Obispo Júlio Freitas
También lea:
– Los 3 Niveles Espirituales – Parte 1
– Los 3 Niveles Espirituales – Parte 2
– Los 3 Niveles Espirituales – Parte 3