«Danos hoy el pan nuestro de cada día.» Mateo 6:11
En los 7 poderes del padre nuestro, Jesús dejó claro que tenemos muchas necesidades diarias: cuidarnos a nosotros mismos, cuidar a la familia, cuidar el trabajo, la casa, y tantas otras cosas.
Pero, ¿cuál sería la principal?
Todos debemos hacer tres cosas a diario: alimentarnos, ejercitarnos y descansar. Sea rico o pobre, crea en Dios o no, ningún ser humano sobrevive si no se alimenta, si no se ejercita y si no descansa, porque es la trinidad de su subsistencia. Sin embargo, Jesús dejó claro que hay una necesidad en nuestro espíritu, porque somos trinos, somos espíritu (razón, inteligencia), alma (corazón, sentimientos), y cuerpo (materia).
El Señor Jesús dijo que, cuando morimos, el aliento de vida, es decir, el espíritu, la inteligencia, vuelve a Dios.
Cada persona decide qué destino tendrá su alma, si será la Vida Eterna o si será la muerte eterna, por haber rechazado a Dios mientras estaba vivo, por no hacerles caso a Sus enseñanzas, por no obedecer Su Palabra y por no buscarlo ni servirlo. Las personas que rechazan a Dios no mueren condenadas por Él, sino por sus delitos y pecados. Jesús dijo: «No vine para condenar, sino para salvar. Si ustedes están condenados es por sus obras, porque incluso su conciencia ya los acusa».
¿Y el cuerpo? El cuerpo vuelve al polvo. Su cuerpo irá al polvo, será enterrado y habrá una fiesta en el Cielo, porque está escrito que la muerte de un hijo de Dios es motivo de alegría. Nosotros lloramos y extrañamos, es normal, somos humanos, pero en el Cielo hay una fiesta cada vez que alguien pasa salvo a la eternidad.
El 4.º poder es alimentar el espíritu, la mente, los pensamientos, con el pan nuestro de cada día.
«Danos hoy el pan nuestro de cada día.» Mateo 6:11
«Danos…», es decir: «Dependo de Ti, Señor, hasta para lo básico, para respirar, entender y hablar». Lo primero que Jesús nos enseña aquí es que no debemos estar afanados ni ansiosos, que no debemos dejarnos influenciar por las responsabilidades, las necesidades o los problemas. Él nos dice: «Conozco todas tus necesidades, pero no puedo atenderlas si no Me lo pides, ¡pídeme!». Tal vez usted ya habló con su abogado, con su empleado, con su vecino, con su hijo o con su padre, pero se olvidó de hablar con el Altísimo.
«Yo soy tu Padre Celestial, sé que tienes necesidades diarias y básicas. ¿Recuerdas cuando saqué a Mi pueblo de la esclavitud y durante cuarenta años caminó por el desierto? ¿Qué hice? ¿En el desierto hay panaderías? No, aun así, no les faltó pan durante cuarenta años. ¿En el desierto hay tiendas de ropa? No, aun así, los vestí durante cuarenta años, y su ropa no se desgastó. Aunque en el desierto no hay zapaterías, a Mi pueblo no les faltó calzado durante cuarenta años, y tampoco se les desgastó. ¿Por qué? Porque soy Dios, soy Padre, y siempre haré lo que está fuera de tu alcance. Sin embargo, lo que está a tu alcance, puedes estar seguro de que no lo haré por ti.»
Incluso, padre o madre, tenga cuidado con facilitarle todo a sus hijos, porque mañana dependerán de usted para todo. No siembre eso, porque cosechará. Nuestros hijos deben ser formados de manera inteligente y bíblica, valorando hasta un vaso con agua o la silla que tienen para sentarse, respetando a los mayores, valorando a la familia y las cosas espirituales, porque eso los blindará, los hará maduros y los protegerá de que se corrompan, para que mañana no sean corruptos ni vanidosos. Algunos se corrompen con el éxito; es bueno que conquisten, pero es importante que sepan preservar tanto su carácter como sus principios morales, civiles y espirituales. Esto no se aprende en un instituto, en una facultad o en la sociedad, sino de los padres o en la iglesia, en caso de no tener padres.
En este 4.º poder, Jesús nos enseña a hablar con Él sobre nuestras necesidades: «Yo conozco tus necesidades básicas, como caminar, respirar, hablar, vivir, trabajar, comer y dormir; habla conmigo».
Si no puede dormir, hable con Él, en lugar de tomar una pastilla, y verá que dormirá como un recién nacido. Primero hable con Dios, después use los recursos que Él le ha dado, no al revés.
Cuando Jesús fue tentado, el diablo Le mostró todos los reinos del mundo; lo mismo hace con nosotros actualmente, nos presenta propuestas muy atrayentes por medio de otras personas, por eso, tenga mucho cuidado. En un momento, Satanás Le mostró todos los reinos, pero Jesús le dijo:
«… ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás”». Mateo 4:10
Cuando Jesús tuvo hambre, Satanás apareció ante Él y Le dijo:
«… Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan». Mateo 4:3
Él sabía quién era Jesús y sabe quiénes somos nosotros, por eso pone el «si…», para sembrar la duda, porque sabe que las dudas contaminan la fe y, de esta manera, no podemos agradar a Dios, ya que nos volvemos indefinidos, inseguros, inconstantes y miedosos. Por este motivo, Jesús le dijo:
«… Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Mateo 4:4
En este 4.º poder, Jesús nos enseña a pedirle el pan nuestro de cada día. Aunque tengamos muchas necesidades, lo primero que tenemos que pedirle es el pan espiritual de cada día. Si el Señor nos da el pan espiritual, todas las demás necesidades serán suplidas.
A veces nos preocupamos por los otros panes: el auto, la casa, el trabajo, la familia, el cliente, un contrato, y nos olvidamos de pedir el pan espiritual: «Dame la fuente que genera fe, esperanza, valor y definición. Señor, dame la energía que necesito para mi espíritu y mi alma, la cual se reflejará en todo mi cuerpo».
«… hoy el pan nuestro de cada día.» Mateo 6:11
Él habla del pan nuestro de hoy, es decir, ¡deje de mirar hacia atrás y al mañana! No se preocupe por el mañana, proyéctelo y planéelo, pero no afanado, ansioso o irritado. Las personas afanadas son desequilibradas, por eso, usted debe decir: «Dame el pan nuestro de HOY».
Viva el día de hoy, no se preocupe por el día de mañana, ¡confíe! Si hoy está bien y está en la fe, la victoria de mañana está garantizada. Si hoy está mal, débil e indefinido, si hoy no está bien alimentado, mañana estará acabado. Eso es lo que Jesús está diciendo: «Si mañana quieres estar de pie, marchando sobre los problemas, las tentaciones y las dificultades, aquí y ahora, debes “comer de Mí”».
Este pan es Su Palabra, que produce fe y seguridad. Si hoy está bien, sabrá cómo actuar y reaccionar ante los malos pensamientos, sentimientos y situaciones desagradables que enfrente, sea en la iglesia, en su trabajo o en su casa. De esta manera, Dios lo bendecirá y cada día estará mejor que hoy.
Yo acepto este 4.º Poder del Padre Nuestro, ¿usted lo acepta?
Obispo Júlio Freitas
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