A nadie, independientemente de la edad, le gusta estar internado en un hospital. A pesar de todo el cuidado profesional, estar en casa acompañado de la familia siempre es más confortable y estimulante para nuestra recuperación. Pero, son los pacientes ancianos los que más suelen sufrir con la hospitalización.
Según el estudio Cognitive decline after hospitalization in a community population of older persons (El declive cognitivo después de la hospitalización en una comunidad de ancianos), publicado en la revista científica norteamericana Neurology, los ancianos hospitalizados demuestran un riesgo mucho mayor de presentar problemas cognitivos después del período de internación.
Generalmente, el pensamiento y la memoria del paciente son las áreas más afectadas. Según el estudio, los pacientes más vulnerables son los que pasaran largos períodos en el hospital, con enfermedades más graves y que, antes de la internación, comenzaron a tener fallas de memoria y confusión mental.
Lejos de casa
Pero, ¿por qué sucede eso? Las conclusiones del estudio aún señalan un origen desconocido. Por más que, para los familiares y amigos de los pacientes, la distancia de la rutina de la casa y de la convivencia con las personas más cercanas puede contribuir a las fallas de memoria y confusión mental de un paciente que ya se encontraba en edad avanzada, frágil, y muchas veces, con síntomas de enfermedades graves como, por ejemplo, cáncer o Alzheimer.
Por lo tanto, es muy importante y determinante que también se acompañe la rutina del anciano cuando está internado y demostrándole toda la atención y el cariño que fuere posible y necesario para hacerlo sentir bien. El hospital también puede ofrecer un ambiente más agradable que interactúe con el paciente. Los talleres de trabajos artesanales o presentaciones itinerarias, como las de títeres que cuentan historias, estimulan la percepción, la memoria y le gustan a todas las edades.
El regreso
El regreso a casa es más complicado. El familiar o el cuidador deben prestar mucha atención al funcionamiento mental del anciano y estimular las capacidades funcionales que aún mantiene. Debe poder realizar solo las mismas tareas que hacía antes de la internación. La ayuda será necesaria para las tareas más complejas o cuando el anciano tenga la iniciativa de pedirla.
La investigación
El estudio evaluó datos de 1.335 personas con 65 años o más, miembros de un proyecto a largo plazo sobre las enfermedades crónicas. Todos los pacientes fueron internados en algún momento del estudio, entre enero de 1993 y diciembre de 2007. Al menos una entrevista fue antes de la internación y dos después, permitiendo que las alteraciones en el estado mental del anciano pudieran ser monitoreadas.