Un estudio realizado en Inglaterra recientemente revelado demostró que comer siete o más porciones de frutas y verduras al día es más sano que las cinco que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
El trabajo, que fue realizado en más de 65 000 hombres y mujeres con los datos de 2001 a 2008 de la Encuesta Nacional de Salud, indica que cuantas más frutas y verduras come la gente, menor es el riesgo de morir de cáncer o de alguna enfermedad cardíaca.
“El mensaje es claro: cuanta más frutas y vegetales comes, menor es la probabilidad de morir (prematuramente) a cualquier edad”, señala la jefa de la investigación, doctora Oyinyola Oyebode.
Los nutricionistas explican que comer cinco porciones de vegetales al día es suficiente para tener sus beneficios, pero cuanto más, mejor.
Para un adulto, una porción de frutas o verduras equivalen a 80 gramos, o sea que el consumo mínimo equivale a unos 400 g. En el caso de los niños, la cantidad varía según la edad y nivel de actividad. Una porción aproximada equivale a lo que quepa en la palma de su mano.
¿Cómo se deben ingerir?
La idea es que los vegetales no se coman solos. Siempre es mejor consumirlos en platos acompañados de otros alimentos.
También es fundamental la variedad, porque las distintas frutas y verduras contienen diferentes combinaciones de vitaminas, fibras y nutrientes.
Con respecto a si es bueno cocinarlos, es importante aclarar que las frutas y vegetales frescos tienen más nutrientes que los cocidos o preservados. Los congelados también son buenos, así como los frutos secos como dátiles, pasas, higos o grosellas.
Aquellos vegetales y frutas incluidos en las comidas compradas o las salsas de pastas o sopas ya hechas también se pueden contar como porciones. Pero los especialistas urgen que solo se tomen “ocasionalmente” o en pequeñas cantidades, pues suelen tener un alto contenido de sal, azúcar y grasa.
Las legumbres cuentan, pero tienen menos nutrientes, mientras que la papa queda excluida porque su principal contribución a la dieta es el almidón, que es una buena fuente de energía y ayuda a la digestión, pero no tiene suficientes nutrientes como para ser considerada esencial.
La clave está en llevar una dieta variada y bien balanceada, con un buen consumo de frutas y verduras.
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