Los celos nacen de la desconfianza y pueden generar ansiedad y discusiones. Están presentes en la vida de muchas parejas y, para algunos, significa una prueba de amor y preocupación. Pero, ¿cuál es el límite entre el verdadero celo y la obsesión? Los celos pueden provocar baja autoestima, miedo, agresividad, sensación de pérdida de libertad, tensión, desconfianza, posesión y confusión, más allá de amenazas y chantajes. En algunos casos, los celos también pueden ser una reacción al comportamiento inadecuado de una de las partes.
El autor de Matrimonio Blindado, Renato Cardoso, compara los celos a un vicio: “Los celos son un vicio que destruye la relación a largo plazo, pero a corto plazo le da al celoso un cierto placer por conseguir controlar a la persona y mantenerla solo para sí”. Para su esposa, Cristiane, los celos surgen cuando hay baja autoestima. “La persona solo tiene celos enfermizos cuando se cree inferior a los demás. Yo me veía así, inferior a mi marido. Hacía de él el sol de mi planeta, mi vida giraba en torno a él. Solo cuando logré verme y reconocer mi valor pude entender que nadie me quitaría mi lugar”, afirma.
El diálogo es un buen camino para comenzar a resolver el problema. Lo ideal es explicarle a tu pareja qué es lo que te molesta en lugar de acumular rencor. No hace falta imponer nada, solo pedir respeto y, al mismo tiempo, dar el respeto que la relación merece.
Cuatro pasos para terminar con los celos
1. Reconocer
Admite que eres celosa/o y que necesita cambiar. Quien sufre con los celos del otrodebe avisar que hay un problema en lugar de aceptarlo y callar.
2. Dialogar
Habla francamente con tu pareja sobre los puntos que están afectando a la relación. Quien tiene celos debe escuchar lo que el otro dice.
3. Actuar
Pon en práctica el cambio. No sirve prometer que cambiarás. La transformación debe darse todos los días, en las pequeñas cosas.
4. Confiar
Fortalece tu autoestima y confía más en tí misma/o. Deja el pasado de inseguridades atrás.
“Se me vino el mundo abajo con su infidelidad”
Lorena Jimenez: “Mi esposo era un hombre muy nervioso, tenía un carácter muy fuerte y no se podía hablar con él porque todo le molestaba. Siempre estaba enojado y volcaba en casa todos los problemas del trabajo, por eso peleábamos mucho, él me culpaba a mí de todo.
Yo no dormía porque todas las noches había peleas y cada vez era peor hasta que me entero de que él me había sido infiel. Entonces, nos peleábamos todo el tiempo, él se ponía nervioso y tiraba las cosas, no me pegaba, solo tiraba lo que encontraba. Yo estaba depresiva y busqué ayuda en la casa de los espíritus, pero cada vez era peor.
El peor momento fue la infidelidad porque yo siempre viví para él, y se me vino el mundo abajo cuando me enteré. Un día decidimos que no podíamos seguir así, entonces salimos para conversar y llegamos a la puerta de la Iglesia, entramos y justo estaba la Terapia del Amor.
Participamos de la reunión y lo tomamos como la última oportunidad, por lo que seguimos las orientaciones. No fue fácil, pero optamos por perseverar.
Hoy mi marido está transformado, es amoroso, cariñoso, cambió y mis hijos son felices. En mi familia hay paz, unión y amor”.
Todos los jueves a las 16 y 20 h te esperamos en la Terapia del amor, Av. Corrientes 4070, Almagro.
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