Una de las entradas más amplias para el virus espiritual es el oído. El problema no es escuchar algo negativo, pues si tenemos oídos que funcionan, naturalmente escucharemos todo tipo de conversaciones durante toda la vida. El problema es darles oídos, o sea, darles credibilidad y atención a las conversaciones inapropiadas. Los oídos de Eva recibieron el primer veneno mortífero del diablo, que resultó en la separación y el distanciamiento de Dios y también en la muerte espiritual de toda la raza humana:
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis” (Génesis 3:4).
Si el diablo lo intentó en el pasado, lo volverá a intentar también en la actualidad. Hoy la humanidad sufre amargamente las consecuencias porque Eva le dio oídos a esa voz satánica.
¿Cómo debemos actuar en ese caso?
Debemos tener cuidado con los temas que surgen de manera inofensiva, incluso de los amigos que aparentan tener buenas intenciones, pero contra los que nuestra conciencia nos alerta.
Si se está involucrando en algo que desagrada a Dios y pone en riesgo su Salvación, debe alejarse de eso.
“Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de Ti; en ninguna manera esto Te acontezca” (Mateo 16:22).
Pedro estaba hacía años escuchando las enseñanzas del Señor Jesús y el diablo lo usó. El diablo se metió en Pedro y le trajo una palabra. Y el Señor Jesús no dejó que esa palabra entrara en Él.
“Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de Mí, satanás!; Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16: 23).
El Señor Jesús tenía como objetivo principal agradar a Dios por sobre todas las cosas y cortó al mal. Cuando la persona está definida defiende su Salvación todos los días.
Haga como Jesús, no tenga miedo de parecer antipático, maleducado o anticuado. Es mejor entrar al Cielo sin amigos que irse al infierno rodeado de mucha gente. ¿Es mejor o no? ¿De qué sirve que les dé oídos a los que hacen todo lo contrario a la voluntad de Dios y pierda su Salvación?
En todas las cartas a las Iglesias del Apocalipsis el Señor Jesús alertó:
“Quien tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias” (Apocalipsis 2:7).
Es como si Jesús le dijera: “Fulano, Yo morí por ti, fui humillado por ti, di Mi vida por ti. No hagas caso a las personas de ahí afuera, haz lo que el Espíritu Santo dice, porque de eso depende tu Salvación”.
Siga esta dirección, filtre todas las voces que llegan a sus oídos. Evalúe, piense bien, no tome actitudes precipitadas:
“No es bueno proceder sin reflexionar, y peca quien es precipitado” (Proverbios 19:2).
Si hasta aquí usted les había dado oídos a las voces que le separan del Señor Jesús, tome una actitud ahora y arrepiéntase. Humíllese delante del Altísimo y Él tendrá misericordia de usted, le perdonará y le salvará.
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