¿Usted ya se detuvo a pensar cuán activa está su área espiritual? Muchas personas que asisten a la iglesia, están acostumbradas a las prédicas, familiarizadas con todo lo que proviene de la Santa Biblia y no practican actos contrarios a las leyes de Dios. Sin embargo, están acostumbradas a la relación que tiene con Él y no crecen espiritualmente.
La sensación de bienestar y normalidad hace que ellas siempre tengan las mismas actitudes. Ir a una reunión de la iglesia se convierte en un hábito religioso. Las oraciones y ayunos se realizan de modo automático y no conscientemente. El hecho de leer la Biblia se convierte en una lectura cualquiera y ya no más en una forma de meditación. En fin, aparentemente están en comunión con Dios, pero, en el íntimo, no tienen una relación fortalecida con Él.
Algunas señales revelan que el cristiano puede estar acomodado espiritualmente. Una de ellas se refiere a sus actitudes. Es necesario observar si las acciones que tiene actualmente son diferentes a aquellas que tenía al comienzo de su vida cristiana. Esto se debe a que, cuando una persona comienza a tener un compromiso con Dios, es bastante activa con respecto a la comunión con Él: ora diariamente, ayuna siempre, hace propósitos, participa de cadenas para varias áreas de su vida y le transmite a todos los que Dios es capaz de hacer.
Sin embargo, pasado un tiempo, algunos cristianos dejan el “primer amor” y se vuelven menos dedicados. Para ellos, el cuidado con el área espiritual, que en otrora era una prioridad, pasa a ser un peso, una obligación. Además, no ven más los desafíos con Dios como oportunidades, porque ya están acostumbrados a lo que ya obtuvieron de Él.
También, el hecho de conquistar bendiciones en varias áreas, es motivo para que muchos piensen que ya están en ventaja con Dios. Engañados por la ceguera espiritual, creen que, por el hecho de ser bendecidos, están exentos a cualquier tipo de tentación y que nada malo les va a suceder.
La facilidad para el mal
El obispo Edir Macedo, en su programa Palabra Amiga, transmitido diariamente por la emisora de radio Red Aleluya, destacó que otros sentimientos también son los responsables por la debilidad espiritual. “Personas firmes en la fe, por una razón o por otra, terminaron aceptando los caprichos del corazón y, así, cayeron en el mundo. Viven por ahí como zombis en la fe, porque no tienen placer en ir a la iglesia. Están apagados, desorientados”, advirtió.
Él resaltó que las personas se desaniman espiritualmente porque comienzan a prestarle atención a situaciones que no provienen de Dios. “Mientras ellas abrazaban la fe, se mantuvieron firmes, pero con el tiempo, delante de los problemas y también de las tentaciones que el mundo ofreció, terminaron apagándose. Otras hasta se quedaron tibias en la fe”, explicó.
Eso sucede porque la acomodación espiritual le ofrece libre acceso al diablo. Si la persona no está más activa como antes en los compromisos con Dios, es más fácil que se involucre con algo o con alguien que no proviene de Él.
La persona termina cometiendo un error aquí y otro allí, que antes no cometía, y deja, de a poco, renacer a la “vieja criatura” en su interior. Debido a esto, su Salvación, que fue conquistada con dificultad, se pierde.
En un pasaje bíblico, Jesús dijo que muchas personas que se afirmaron engañosamente, como seguidoras de Cristo no heredarán el Reino de Dios. “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?’ Entonces les declararé: ‘Nunca os conocí. ¡Apartaos de Mí, hacedores de maldad!’” (Mateo 7:22-23).
Si el diablo de a poco comienza a actuar en la vida del cristiano, pronto él comienza a tener dudas de que realmente el Señor sigue con él. Pensamientos dudosos vienen a su mente, como, por ejemplo, “¿Seré bendecido realmente?”, “¿Dios es capaz de hacer eso?”, “¿Voy a poder superar ese problema?”. Entonces su fe se debilita.
Otro problema es la pasividad frente a las situaciones adversas. Mientras esté acomodada, la persona no demuestra más su indignación contra las obras del mal. Por tener su fe estremecida, los problemas son más difíciles de vencerse y ahí surge el desánimo.
Para que el cristiano despierte de ese sueño espiritual, el Señor permite inclusive que mayores dificultades ocurran, haciendo que él pase por fases en las que necesitará reaprender a depender de Dios para superarlas. Es una forma que el Señor utiliza para “despertar” al cristiano de esa acomodación.
Ya sea en las tentaciones, en los sentimientos y en las dificultades, es necesario estar atento para evitar la acomodación. Priorice todo lo que involucre el área espiritual y, con plena seguridad, usted siempre estará en comunión con Dios.
Salga de la zona de comodidad espiritual
• Vuelva a practicar lo que hacía cuando recién asumió un compromiso con Dios.
• Sorprenda a Dios, desafiando su fe en campañas, propósitos y votos.
• Reconozca que las dificultades sirven para evitar el enfriamiento espiritual.
• Sea una persona decidida e indignada.
• Ejercite también la fe en su vida cotidiana, manteniendo los pensamientos conectados con Dios.
Los domingos a las 7 y 9:30h, en todas las Universal, obispos, pastores y obreros claman para que todos los presentes tengan un encuentro con Dios. Si usted ha llorado, incluso por dentro y sin que las personas lo sepan, si está cautivo debido a un problema, no deje de participar este día especial. Vea la dirección de la Universal más cercana a su domicilio aquí.
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