En el mundo femenino, en muchas situaciones, es difícil escapar de las comparaciones. Generalmente las comparaciones comienzan en la infancia y, si usted tiene hermanos, conoce bien esa realidad.
Denise Moreno, psicóloga, explica que es muy común percibir que las mujeres se observan con frecuencia y toman a otras como referencia. “Ciertamente, la autoestima se verá perjudicada, porque siempre es posible encontrar en el otro características mejores que las nuestras.”
Por eso, es necesario mantener la atención para que las comparaciones no la transformen en una persona insatisfecha. ” La comparación aprisiona negativamente a la persona en el mismo lugar, ya que se centra en la realidad de los otros”, destaca la profesional.
Inseguridad
Keli Teske Victorino, de 41 años, psicopedagoga, (foto de al lado) vivió ese desafío desde la infancia, cuando se comparaba con las compañeras. Mis padres estaban separados y me comparaba con las compañeras. “Mis padres estaban separados y yo me comparaba con los niños que tenían padres casados y que tenían mejor condición económica que la mía”, recuerda.
Además, ella cuenta que quería ser delgada, tener cabello lacio, rubio, y ojos claros como los de la hermana. “No me creía lo suficientemente buena para nada y eso continuó hasta la vida adulta. Yo no me valoraba”, afirma.
Después de la muerte de la madre, Keli se involucró con un joven, quedó embarazada y la abandonaron. “Crié a mi hijo con la ayuda de mi abuela hasta sus 5 años, cuando me casé. Mi casamiento fue muy simple y yo lo comparaba con las personas que tuvieron mejores casamientos”, revela.
El intento de ser igual a las otras personas era un tormento en la vida de ella. “Yo no me amaba y en todo momento quería cambiar mi imagen. Pero no podía ser más alta ni cambiar mi ADN. Era un sufrimiento sin fin”, dice.
Con eso, Keli se convirtió en una persona insegura, posesiva y controladora. “Creía que solo solucionaría mi problema con una cirugía plástica. Siempre me sentía inferior y creía que las otras mujeres eran mejores que yo. Llegué a tener depresión y síndrome de pánico”, afirma.
Ella se hizo la tan soñada cirugía plástica, pero las comparaciones continuaron. Gasté U$S 2.800 para tener el mismo cuerpo que las famosas e incluso usé lentes de contacto para cambiar el color de mis ojos. Hasta mi manera de hablar era diferente”, cuenta.
El año pasado ella decidió poner un fin a todo eso. “Ya frecuentaba la Universal, pero, cuando supe del grupo Godllywood, decidí participar. Aprendí a exteriorizar la verdadera belleza que viene desde adentro de nosotros, sin tener la necesidad de imitar a alguien”, dice. Con las tareas propuestas por el grupo, Keli aprendió a usar los puntos fuertes a su favor.
“Continúo bajita, con mi cabello ondulado, ojos castaños, pero no me desvalorizo más. Hoy me cuido, hidrato mi cabello, me hago las uñas, cuido mi piel y mi salud”, revela.
Ella cuenta que busca vestirse de manera moderna, pero virtuosa. “No pierdo más el tiempo mirando a otras personas. Cada mujer es única y sería muy aburrido y nada gracioso vivir en un mundo con personas iguales”, finaliza.
¿Cómo ser tu misma?
La escritora y conferencista Nanda Bezerra explica que la comparación es un error que las mujeres cometen con frecuencia. Ella revela que ya cayó en esa trampa. “Soy bromista y esa forma de ser ya me trajo problemas. Un día, puse en mi cabeza que sería igual a la mujer que admiraba. Pero ella entraba muda y salía callada, no hablaba”, cuenta.
El intento de cambiar su personalidad radicalmente no salió bien. “Intenté ser igual a ella, pero recuerdo que un día, la vi caída, con la vida destruida. Y vinieron pensamientos como “si ella a quien tanto admiras se equivocó, cuanto más tu”. Y sufrí mucho.”
Según Nanda, ese periodo fue importante para que ella perciba la importancia de aceptarse como realmente es. Por eso, ella insiste en transmitir a otras mujeres lo que aprendió. “Dios se tomó el trabajo de hacernos diferentes, nadie es igual a nadie, ni en fisionomía ni en el tipo de cuerpo. Dios tuvo el trabajo de hacernos únicas. Entonces, ¿por qué usted cree que tiene que ser igual a alguien?” pregunta.
Por supuesto que usted puede buscar referencias positivas para mejorar como persona, pero no intente cambiar características únicas de su personalidad. “Usted tiene que ser mejor, perfeccionarse, dejar de hacer cosas malas, pero no quiere decir que tenga que ser igualita a otra mujer. Analícese hoy y vea si usted se siente inferior”, concluyó.
Acepte su historia de vida, busque evolucionar, resalte sus cualidades y no caiga en la trampa de la comparación. Recuerde que usted es única y eso es lo que la hace especial.
Deje de compararse y…
-Busque momentos de auto reflexión
– Explore su creatividad y descubra nuevos talentos.
-Usted es única. No se olvide de eso.
-Cambie su conducta delante de las dificultades y esfuércese para alcanzar todo aquello que desea.
– Excluya de su corazón sentimientos negativos, como envidia, victimización, inferioridad, rabia, etc.
– Cuando algo la deje insatisfecha, piense en lo que puede hacer para cambiar su situación. Por ejemplo: haga actividad física para sentirse mejor con su apariencia.
– Mírese a sí misma, destaque las características positivas e intente siempre ser una persona mejor.
Fuente: Denise Moreno, psicóloga
Godllywood
El Godllywood tiene como objetivo ayudar a mujeres en todas las situaciones, siempre y cuando ellas realmente quieran recibir la ayuda y ser moldeadas para ser mejores mujeres. Para más información sobre el grupo y para saber cómo participar de los proyectos ingrese aquí.
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