El uso de Internet y las redes sociales se ha extendido y no solo los adolescentes corren peligro al entablar relaciones virtuales, tanto niños como adultos que antes no tenían la cultura tecnológica como recurso están siendo blanco fácil de psicópatas y delincuentes sexuales. Recientemente, la muerte de una docente, Griselda Noemí González, de 39 años, circuló por todos los medios por lo escalofriante del hecho. Waldo Mares Parra, de 33 años, a quien había conocido cuatro meses antes mediante la red social Facebook la habría estrangulado luego de irse a vivir con ella a una casa que ella había alquilado en Francisco Álvarez para vivir con él. La víctima le había pagado los pasajes para que abandone Ecuador y venga a la Argentina a visitarla.
El esposo de la víctima, Lorenzo, aseguró a Clarín: “Lo que yo pienso es que vino a Argentina directamente a matarla. Si vino el martes y el jueves ya la mató, no le encuentro explicación” y agregó que Griselda “era muy inteligente, fue tan confiada”. El hombre aseguró que ahora “no importa” la infidelidad, sino solo que el asesino “dejó sin madre a dos chicos”.
Peligros al alcance de la mano
Internet y las redes sociales traen asociados muchos riesgos potenciales, información que queda a disposición de cualquiera, exposición a asaltos sexuales o al secuestro, relaciones enfermizas, dependencia afectiva y la creación de una vida virtual.
La mejor manera de evitarlos es prevenirse del uso indebido de las redes sociales. Porque detrás del otro dispositivo no se sabe quién se esconde ni qué intenciones tiene.
Lo que impide un equilibrio
El reconocido sociólogo Zygmunt Bauman en una nota que le realizó el periódico El País, destacó que “Las redes sociales son una trampa”. Para él la revolución digital ha cambiado la manera en que la gente expresa lo que piensa y su manera de relacionarse para perjuicio propio.
“La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable”.
Además de las dificultades para relacionarse con las personas en diferentes círculos sociales, el péndulo entre libertad y seguridad es difícil de equilibrar en la web. “Son dos valores tremendamente difíciles de conciliar. Si tienes más seguridad tienes que renunciar a cierta libertad, si quieres más libertad tienes que renunciar a seguridad. Ese dilema va a continuar para siempre”.
“Desconectar para reconectar”
Como si fueran granjas de rehabilitación para adictos a las drogas, en Estados Unidos ya funciona el “Camp Grounded”, un campamento para adultos adictos a la tecnología. Al llegar, los participantes deben dejar sus equipos en una cabaña. Solamente pueden llevar consigo cámaras de fotos analógicas o instantáneas. Para entretenerse hacen ejercicio físico, cocinan o participan de un taller de escritura con máquinas de escribir.
Lo importante es buscar el equilibrio. Aprender a valorar las relaciones humanas, que existen desde mucho antes que las virtuales, disfrutar de una charla sin pantallas de por medio.
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