Que todos los que leen este mensaje sean bendecidos con los pensamientos de Dios, con las ideas de Dios, con las inspiraciones del Altísimo. Es así que Dios nos bendice. Él nos inspira, nos instruye, nos orienta, nos aconseja sobre lo que debemos y no debemos hacer. Esa es la mayor bendición de Dios. Ahora, cabe a cada uno de nosotros obedecer Sus pensamientos, Sus ideas, Sus leyes, Su Palabra. Si obedecemos, cosecharemos los frutos de la obediencia. Si no obedecemos, ciertamente cosecharemos los frutos de la desobediencia, que es el mal. No hay maldición sin causa y tampoco hay bendición sin motivo. La bendición viene por la obediencia, así como la maldición viene por la desobediencia.
Le corresponde a cada uno elegir el camino a seguir. Usted, mi amigo, es quien hace su destino. Cuando usted elige obedecer a Dios, proyecta su futuro como un porvenir promisorio. Ahora, si usted desobedece al Señor Dios Altísimo, es obvio que cosechará los frutos de esa desobediencia. No solo usted, todos nosotros. Nuestra vida es resultado de las actitudes que tomamos hoy. Mañana cosecharemos lo que sembramos hoy. Hoy cosechamos lo que sembramos ayer y así sigue la vida. Que Dios los bendiga en nombre del Señor Jesús con estos pensamientos de Dios.
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