Cuando hablamos de fe no estamos pensando en sacar a las personas de sus respectivas religiones. Incluso porque, religión por religión, ¿cuál sería la diferencia? Jesús nunca predicó sobre religión. Él anunciaba el Reino de Dios, donde las personas tienen el derecho de vivir una vida digna; donde la Justicia, la Misericordia y la Fe son abundantes.
La fe se refiere a la certeza de que Dios cumplirá todo lo que prometió.
Buscamos transmitir esa fe alcanzada para conducir a las personas a Su Reino. La Fe se refiere a la Vida de calidad, generada y transmitida en el Trono del Altísimo.
Primero, Jesús dijo que era la Vida, enseguida dijo que la Vida viene por la fe. Pero, ¿qué tipo de fe? Todo el mundo tiene fe y no por eso tiene vida… ¿Por qué?
La calidad de fe que se tiene refleja la misma calidad de vida que se posee. Si el tipo de fe de una persona está sujeto a las obligaciones de su religión, entonces esta no tiene el derecho de exigir una vida de calidad.
Porque ninguna religión es capaz de responder a las necesidades de la vida de calidad. Esta solo es posible por medio de la fe ejercida en la Palabra del Autor y Creador de la Vida: Jesucristo. Combinar esa regla con las obligaciones religiosas es pura pérdida de tiempo.
La vida religiosa no tiene nada que ver con la vida por la fe. En la vida religiosa el fiel obedece lo que dicta su religión. En la vida por la fe, el fiel obedece lo que dicta la Palabra de Dios.
De hecho, es mucho más fácil obedecer a la religión que a Dios. Los sacrificios de la religión no involucran tanto sacrificio como la Palabra de Dios. En compensación, ninguna religión responde a los anhelos humanos. ¡Pero la fe sí! La fe da acceso a lo imposible (Marcos 9:23).
¿Por qué todo es posible al que cree?
Primero, porque el Señor Jesús lo prometió; segundo, porque la fe es el aliento del Espíritu de Dios en Sus fieles.
La fe se refiere a la obediencia a la Palabra del Dios Altísimo. Solo así se comprenden Sus secretos y misterios.
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