Las personas se apegan a cualquier cosa como si fuera “dios”. Pierden tiempo con cosas que no edifican y juran por el nombre del Señor. Hay padres y madres siendo maltratados, muertes gratuitas a cualquier hora del día, robos y secuestros sin escrúpulos y, personas mentirosas cada vez con más ambición para tener mejores y más cosas que el otro. Entre un nuevo empleo con mejor rendimiento y beneficios, y la posibilidad de estar más tiempo con su hijo, la mayoría elige tener más dinero.
Ese no es solamente el escenario del mundo actual, sino que también se constata que nadie más quiere aprender a obedecer a Dios. Son pocos los que desean ser una mejor persona, ayudar al prójimo y esforzarse para ser diferentes del mundo.
Las personas se olvidan de valorar al otro y están cada vez más pendientes de mirar su propio ombligo. Incluso perdieron o tergiversaron la idea de que existe un único Dios, y que nada ni nadie puede sustituirlo.
Es una competencia exacerbada de quien tiene más y puede más, de quien va a restaurantes lindos y con buen concepto más veces en el mes, de quien compra más rápido el auto que fue lanzado al mercado. En fin, es una carrera hacia la nada.
El amor, la complicidad y el buscar a Dios fueron dejados de lado, olvidados, apagados por el tiempo cada vez menor, por la búsqueda insana de tener más, de ser el mejor, de gastar la vida con lo que es llevado por el viento.
Los mandamientos olvidados
En el capítulo 20 de Éxodo, Dios le da a Moisés los 10 Mandamientos – los que nadie más recuerda. Sigue cada uno de ellos y la tergiversación del mundo:
1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
Es lo que más vemos, personas perdidas en distintas creencias, siguiendo a hombres y no a Dios. Multiplicando personas santificadas como si fueran poderosas, así como Él.
2. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen…
El mundo cree cada vez más en el poder de un objeto, de una imagen. Es mejor apegarse a lo que se ve, es decir, la falta de fe está latente, y por eso se necesita algo para llamarlo “dios”.
3. No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano
Para tener confianza y credibilidad entre las personas, en el medio profesional y social, juran en el nombre de Dios en cualquier momento, como si fuera un amuleto de la suerte.
4. Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
No solamente los sábados, sino hay quien no se acuerda de Dios ningún día de la semana, en ningún momento de su día. No es capaz de tener un tiempo a solas con Él, porque se olvidó de que Dios existe, está muy ocupado con las fiestas, compromisos, en buscar la satisfacción personal.
5. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da.
Hijos que hablan mal de sus padres usando malas palabras. Situación que parece mentira si no fuera tan real en la relación entre padres e hijos. Se perdió el respeto por la figura paterna, por el cuidado de la madre, por las experiencias de vida de alguien que se dio siempre por su hijo. Hay padres que son rechazados y maltratados físicamente.
6. No matarás.
Los asesinatos a cambio de nada, las personas disparando por las calles, las balas perdidas, los atropellamientos de niños, ancianos, personas sin ninguna culpa. Lo que vale es pagar con vidas el crimen que ronda las ciudades.
7. No cometerás adulterio.
Tener dos mujeres está de moda – es hasta tema de novelas. Tener un amante se volvió una regla para las mujeres casadas. Las normas de la sociedad se invirtieron y quien no tiene “diversión” aparte es un careta y está fuera de los padrones. La falta de respeto entre el matrimonio se volvió una rutina.
8. No hurtarás.
La falta de estructura educativa, de educación familiar, de amor fraterno, generó personas sin escrúpulos. Lo importante es tener, sin importar el camino para que eso suceda.
9. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
¿Qué logró al mentir? Obstruir. La corrupción, los falsos testimonios para quedar bien en detrimento del otro son cosas que ya se volvieron naturales.
10. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
La envidia quizás sea el sentimiento que más está en boga en la actualidad. El otro no puede tener más, no puede ser mejor en alguna función. Las personas se llenan de rabia por no tener lo que ven en el otro y eso, infelizmente, también se volvió normal.
Pero, ¿qué hacer ante eso? ¿Cómo rescatar los valores? Haciendo su parte.
Ame más, perdone más, sea más abierto para entender que todo y todos no son como usted quiere. Sea humilde, admita sus errores, aprenda de ellos, ayude al otro a entender los suyos. En fin, todo se resume otros dos mandamientos:
“… Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”, (Mateo 22:37-40).