Cuando Yamila y Sebastián descubrieron el poder de Dios en la Universal comenzaron a vivir una nueva historia: “Al principio de nuestro matrimonio yo trasladaba los problemas de mi familia a mi relación de pareja”.
Sebastián había tenido una buena infancia, pero su familia siempre estuvo mal “Éramos muy fríos, mis padres nunca nos dieron ese cariño que los hijos necesitan de sus padres. Era difícil la situación porque yo buscaba ayudarla, ella reaccionaba mal por sus nervios. Me encerraba en los problemas y optaba por dormir para evitar discutir.
Mi hijo, tenía ataques de nervios y fiebre muy alta, pero los médicos no le encontraban nada, tocamos fondo y llegamos a la Universal. Ahí encontramos la paz interior que estábamos necesitando. Luchamos por nuestra felicidad.
El secreto está en la perseverancia y en creer en Dios, yo creí hasta el final y siempre fui respondido en mis pedidos”.
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