Ramón Gómez y Gregoria Monzón encontraron la solución a sus problemas en la Universal de San Carlos. Su matrimonio fue reconstruido gracias a la manifestación de fe por parte de ella y hoy comparten muchos momentos de alegría juntos. Lo que parecía perdido para siempre fue restaurado gracias al poder de Dios.
“Cuando llegué a la Universal estaba separada de mi marido hacía dos años, yo sufría mucho porque mi mayor sueño siempre fue ser feliz junto a mi esposo, con la familia y la realidad era muy diferente a lo que tanto había anhelado. Las discusiones constantes hacían que en mi casa no hubiera paz. A él todo le molestaba, apenas llegaba a casa siempre había un motivo para que comenzaran los problemas y las discusiones.
Si bien él quería estar con nosotros, no podía quedarse con la familia, no soportaba estar en casa, era algo extraño, de repente se alteraba y comenzaba a discutir. Además, comenzó con un comportamiento que me entristecía aún más, se iba con mujeres. No le importaba nada, se iba unos días y regresaba arrepentido, me decía que no quería hacer eso, pero pasaban los días y volvía a hacerlo”, cuenta ella al recordar lo difícil que fue vivir esa etapa de sus vidas.
Gregoria siempre lo perdonaba, pero aun así el matrimonio no se recomponía. Entonces, decidieron buscar ayuda en ciertos lugares, recurrieron a los brujos, pero la situación empeoró. La salud de ambos se vio afectada seriamente. Ramón se enfermó de brucelosis, le sangraba mucho la nariz, tenía fiebre constante y estaba perdiendo peso y Gregoria comenzó a estar depresiva. La angustia que le producía la crisis matrimonial la llevó a no tener ganas de vivir porque no aceptaba estar separada del amor de su vida.
“Estaba muy angustiada porque nos habíamos separado definitivamente. Una noche, como no podía dormir, sintonicé la programación de la Universal en la radio y anoté la dirección para ir a buscar ayuda para mi familia. Me acerqué de inmediato para comenzar a participar de las reuniones con el objetivo de lograr la restauración de mi familia. No fue fácil, pero perseveré con fe y luché por mi familia con determinación sacrificando en la Hoguera Santa de Israel. En un año Dios transformó toda mi vida, fui libre de la depresión, mi marido fue sanado y el matrimonio fue restaurado. Hoy soy feliz con mi familia en la presencia de Dios”, finaliza sonriendo junto a su esposo.
Ellos concurren a la Universal de San Carlos, Av. 44 Nº 2099
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